martes, 9 de abril de 2019

Cómo pasar la noche un OXXO y no morir en el intento

3:40 am, lo sé porque acabo de revisar el reloj, pero principalmente lo sé porque alguien me despertó, un leve toque en el hombro fue suficiente y paré de roncar, cuando despegué mis pestañas vi a un joven de uniforme naranja con amarillo de aspecto amable pero directo, estiró la mano y me dio un paquete de papel higiénico pétalo de cuatro piezas, dijo que esos son lo mejores para descansar la cabeza si te quedas dormido en una banca del OXXO.
¿Cómo llegué aquí? ¿Y por qué en lugar de estar en mi cama, estoy en una banca más dura que las piedras? Aaah sí!! Ya recordé, básicamente es por caliente, si así es, por caliente!!, creí que podría pasar una noche muy chingona y coger con una chica y que además sería fantástico, tomando en cuenta mi poca, casi nula experiencia sexual su oferta me resultó más que atractiva y conveniente, me retumbó en la cabeza horas y horas hasta que me ganó lo animal.
Lo del amanecer en un OXXO se lo debo realmente a mi buena suerte, pude haber pasado la noche bajo un puente o en un parque o sepa dios con tantos peligros que hay estando de noche y algo lejos de casa. Realmente si no cogí con ella, no fue por mi inexperiencia sino porque creo en el karma y en las buenas costumbres de las familias.
Por aquellos días yo tenía una linda novia, amable y compresiva, de sentimientos muy nobles, se preguntarán que buscaba con otra mujer, —si regresan al segundo párrafo casi al final, ahí lo dice claro— pues bien a la otra mujer la conocí en la fila de un módulo para tramitar la credencial del IFE, —necesitaba ese plástico para poder ir a chupar sin la necesidad de sobornar a nadie y para dejar de causar molestias a mis compas, es muy gacho acabar con la fiesta antes de que esta comience, varias veces nos regresamos porque yo no tenía como comprobar mi edad, obvio eso implicaba desde burlas hasta insultos e improperios varios, que está de más detallar— volviendo a la fila para tramitar la credencial, era muy larga, varias veces estuve a punto de claudicar; pero me mantuve en ella, después de varios minutos con el sol a plomo y harto de esperar, en un descuido cayeron de mi mano los documentos que me pidieron para el trámite, y ahí estaba ella, muy amable y guapa, vestido corto, sandalias doradas, una piel morenita y ojos realmente verdes, me ayudo a levantarlos, creo que todos porque me atrapó su linda cara y ahí también se chingó la cosa, antes de este incidente no sabía ni que existía, nunca me percaté de su presencia detrás de mí, en fin comenzamos una platica agradable, amena en verdad, le agradezco que las dos horas siguientes antes de que nos atendieran se fueran más rápido. El proceso pasó, la foto la firma la entrevista, etc. nos esperamos, me dijo donde vivía, que estudiaba, en fin, conectamos chido.
Hubo muchas preguntas pero la obligada de ambos, fue para indagar la existencia de algún novio o novia, aunque no se crea, yo no negué nunca que tenía una relación, ella en cambio dijo que estaba libre y feliz, que recién salía de un noviazgo tormentoso. Casi sin darme cuenta la acompañé hasta su casa, ahí nos despedimos muy chido, intercambiamos teléfonos, —de casa, antes no era tan pinche común el celular— Aún no llegaba bien a mi hogar y ya me estaba llamando, cuando atendí sólo dijo que creyó por un momento en que le había dado un número falso, agradeció la compañía, la platica, reafirmó que le caí muy bien y me invito a una fiesta sería el fin de semana siguiente en la noche, me esperaría en su casa a las 8:30 y por favor, que no faltara.
Llegó el viernes y yo con el tempranito en la universidad mis clases pasaron cómo debían pasar, tres de la tarde todavía no he cometido nada indebido, y ya me sentía algo extraño al final mi cita de la noche sólo me invitó a una fiesta, pero por obvias razones no le platiqué nada a mi novia, seguro estoy que si a ella le hubiera pasado esto y me lo cuenta, la corto en ese instante. 
Me despedí de mi chica, de mis compas y me conduje a casa, nada de ir a los Remos, nada de ir al Tercio o comparar caguamas y beber atrás del taller de serigrafía, —una bonita tradición de aquellos tiempos, en realidad podía ser cualquier día de la semana pero los viernes era mucho más común porque adquiría un tono de ritual— tenía el pretexto exacto para no quedarme más tiempo, pues asistía a un curso los sábados por la mañana, argumenté tarea y un examen, por lo que la despedida fue rápida.
Un camino largo y tedioso me esperaba, poco más de una hora y media hasta mi casa, son casi las cinco de la tarde y entraba directo a la cocina buscando comer algo, después hacer la tarea de mi curso y alistarme para la cita, ya estaba emocionado y me emocioné más cuando mi amiga recién conocida me marcó para confirmar que iría con ella, yo tenía unas dudas pues no estaba claro si la fiesta sería en su casa, a lo que contestó que no, que sería donde su mejor amiga pero remató con algo muy pero muy perturbador pues me dijo que no me preocupara por el regreso pues prometió que después del festejo podría quedarme en su casa, en su habitación y todo esto con un tonito muy coqueto y seductor que no fue difícil terminar de convencerme. 
Los siguientes instantes pasaron más lento que la fila en la que estaba antes de conocerla, honestamente se me hacía tarde para llegar con ella, imaginaba cómo y que haríamos estando solitos, inventé a mis padres que saldría con mis compas que me quedaría en casa de uno de ellos y no hubo mayor problema.
La hora llegó, estaba tocando el timbre en casa de Carolina a la hora acordada ella aún se estaba arreglando, su mamá y su hermana me invitaron a pasar, la casa era pequeña pero muy agradable con una decoración sencilla pero de buen gusto, paredes blancas relucientes, en unos pasos estaba en la sala, era de color negro muy cómoda me senté, y observé a Carolina mi nueva amiguita, ella salía corriendo de una habitación que supuse era el baño, se dirigió hacia el fondo donde había unas escaleras de madera y debajo de estas la su habitación, ya que mi imaginación y mi condición de cavernícola me dibujaban un futuro muy caluroso, podía adivinar que la habitación de sus papás y de su hermana estaban en la parte superior al final de esas benditas escaleras. Caro apareció después de unos minutos, bárbara, tremenda, en unos pantalones blancos ajustados, algo transparentes que dejaban apreciar muy bien la forma de su cuerpo, su piel morena se veía más brillante con una blusa azul de bolitas blancas, un escote de holanes y encaje que terminó por desbaratar mi cordura, me saludo amable y coqueta asumió que yo me había presentado ya con su familia y ,sin decir más; nos fuimos a la fiesta.
Un par de colonias mas adelante estaba lo que ella llamaba fiesta, en realidad su amiga estaba festejando su embarazo, era una reunión familiar con pollo frito de un coronel muy famoso con nombre de ciudad gringa complementos y cervezas para compartir, Carolina paso un buen rato platicando con la futura madre, yo cené algo y bebí poco, me preocupaba y me ocupaba la imagen que daría más tarde en la habitación debajo de las escaleras, después de unas cervezas Caro tomó mi mano y me acercó a ella supuse que hablaba de mi con su amiga por las risas y comentarios en voz baja, me miro y me besó, fue algo agradable y lindo para ser la primera vez después vinieron más y más besos, mucho más intensos y cálidos en un instante me apartó hacía un balcón y me preguntó ¿qué somos? Me quedé mudo pues hasta entonces mi novia no se había aparecido en mi conciencia y fue hasta que lanzó su pregunta cuando recordé mi relación, yo dije que no sabía que éramos pero que me gustaba así sin ponerle etiqueta ni nombre, al menos por el momento, mis palabras creo que la ofendieron e hizo un pequeño mocodrama, pero bastante incomodo, logre calmarla y entendió mi situación o al menos eso me hizo creer, los besos siguieron y en el momento menos esperado escuché de sus traviesos labios la frase esperada, “En cuanto quieras nos vamos”, en cinco minutos ya estábamos fuera y en camino, 11:30 pm estábamos entrando a su casa, me dijo, espera aquí en la sala avisaré que ya llegué, me dejó otro beso con mordida y subió a prisa con ese pantalón blanco tan bonito, me dejó con los nervios y las ganas hechos un desmadre.
Revisión y auto-exploración de puntos de seguridad; peinado, aliento, condones todo en su lugar y sin novedades, nervios y ganas malditas ganas a tope, Carito apareció después de unos minutos, sin decir mucho más de lo necesario y con una cara algo triste me despidió, casi las 12:00 de la noche estaba cerrando la puerta en mi cara, al fondo escuché la voz de su papá algo enérgico y determinado que preguntaba si ya me había ido.
Ahí estaba yo a la mitad de la colonia, una colonia desconocida sola, sin un gramo de amabilidad de mi Caro para haberme llamado un taxi, exiliado ya sin ganas de sexo creo, más bien con ganas de llegar a casa. Caminé entre la noche hacía la entrada principal del fraccionamiento lo primero que se me ocurrió fue esperar un taxi de los que iban entrando a dejar a los residentes, creo que mi aspecto de desterrado les hacia acelerar en cuanto me acercaba pidiendo el servicio. Sin exagerar, me senté en la banqueta junto a un poste con una luminaria medio desgastada y titilante, ya no había opciones ni nada, sólo nervios y ese sabor amargo en la garganta cuando hay incertidumbre y temor.
Después de muchos intentos fallidos de conseguir transporte me dirigí más derrotado y más resignado a un OXXO que estaba a la vuelta, compré un café y me senté a esperar o más bien fingí esperar que hacer el plan se iba dando conforme avanzaban las acciones, ese vasito me duro bastante rato, al cabo del cual el dependiente se acerco y me preguntó si estaba bien, ¿qué le debía decir? “ básicamente soy un perdedor se me escapó viva la paloma y no tengo cómo irme a mi casa”, no dije nada, su atención fue muy amable, dije que esperaba a alguien que había quedado en pasar por mi, ofreció su teléfono para que llamara y fueran por mi al OXXO exacto, opté por fingir que lo hacia y que nadie contestaba, me dijo que en el fraccionamiento había cuatro tiendas similares que tal vez ese era el problema e insistió en que indicara que era el de la segunda sección, que marcara las veces que fuera necesario, obviamente no le podía hablar a Ceci, me madrearía y francamente no tenía a nadie para ese tipo de paros. — Espero realmente que cuando tenga una emergencia y requiera un teléfono alguien me lo pueda facilitar cómo aquella noche­—
Fielmente creo que el encargado se dio cuenta de mi desgracia; simplemente se apiadó de mi con un poco de pena ajena ya que supo que nadie iría por mi, y ya no insistió, compré un café más y regresé a mi banquita siendo casi las 2:00 am. Todo parecía tranquilo, unos cuantos borrachos y tercos, nada extraordinario hasta que aparecieron como horda de zombis varios vatos y morras saqueando el establecimiento en una forma sistemática, unos cuantos se formaron en línea de cajas la mayoría se disipó por los pasillos, vi como tomaban cervezas y viñas y las etuzaban entre chamarras largas, lo mismo con botanas y lo que se pudiera, mi amigo el dependiente no podía hacer nada ante tal situación intento detenerlos y cobrar pero en minutos ya se habían retirado, en un par de autos sin placas, mientras esto pasaba el ya había hecho el llamado a la policía con un botón de pánico, los oficiales llegaron sólo para escucharlo, pedirle que cerrara y sólo atendiera por ventanita ya que estos ratas traían racha pues en las otras tiendas del fraccionamiento habían pasado a surtir su fiesta con la misma dinámica. Que pinche consuelo ¿no?. Si me saco un pedo esa situación entre tanto yo creí que mi ángel protector de la noche me botaría a la chingada, no fue así pues me quedé dormido y sólo me despertó para hacer menos duro mi sueño con un paquete de papel higiénico que usé como almohada, mismo que cuando amaneció compré como suvenir junto con otro café, me despedí, agradecí infinitamente el parotototote y llegué con mi almohada improvisada a casa muy temprano quedando bien con Ceci y don Alfonso pues estaba a tiempo para ir a mi curso.
De Carolina no supe mucho más, francamente no quise ni buscarla estaba herido en mi orgullo, alguna vez habló para pedir disculpas no recuerdo si le conté mi aventura, cómo sea tal vez me lo tenía merecido por andar de caliente, aquí entre nos lo que más me ardió es que esa noche frente a sus escaleras no tuvo el valor de desafiar el mandato de su padre, yo muy bien sabía como guardar silencio.

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