domingo, 23 de julio de 2017

Aprenderé a ser hijo hasta el día en que sea padre

Dice una máxima de la vida, que aprenderé a ser hijo hasta el día en que sea padre, ese día ha llegado y me ha asaltado con todos los miedos e inseguridades que puedan imaginar, he entendido tanto a mis viejos, todos esos regaños, esas tediosas tardes de tareas, ese estrés por el que pasaba a merced de lo que para mí eran ganas de estar jodiendo, sin darme cuenta que ellos sólo hacían su trabajo, ese arduo trabajo de ser padres, aprendiendo sobre la marcha sin un instructivo, realizándolo lo mejor que podían. Aunque hay muchas ideas y muchos caminos de que hablar al respecto, por ahora me enfocaré en la educación y es que en días recientes me he preguntado si estoy haciendo bien con la forma en que educo a mi hija, trato de omitir algunas prácticas de mis padres, es un tanto difícil de lograr viví con ellos muchos años, por fuerza tengo su influencia tatuada en los huesos a base de chanclazos y porque no decirlo también de algunos cuantos putazos, a mi juicio tajante mis padres cometieron algunos errores en la formación de sus hijos, fuimos tres hermanos: yo el mayor, sin duda conmigo fueron los experimentos, ensayo y error, para cuando llegó mi hermana y posteriormente mi hermano ya se la sabían, seguro descubrieron que no pasaba nada si tardabas en ir al doctor, que los pequeños son máquinas increíbles que aguantan bastante, por ejemplo: pueden quedarse encerrados en casa por accidente un largo tiempo, berreando y moqueando, sin tener forma de salir, o como una bebé de dos años resiste un hambriento ejército de pulgas atacando sin piedad, también como un niño de tres años tolera perfecto el peso de un cilindro de gas sobre sus piernas, incluso resisten volar a través de un ventanal desde un segundo piso y aterrizar de nariz cómo si nada  – Historias reales—.
Pero hoy abriré los más oscuros y vergonzosos secretos de mi infancia, esos que tienen que ver con un tema ¿es bueno o no educar a los hijos echando mano de los golpes, será verdad eso de que una nalgada a tiempo es muy valiosa y hasta saludable? Hasta hoy he intentado ser fiel a mi principio de no darle unos buenos madrazos a mi hija, como a mi los dieron y chido, esa práctica tan usual de mis padres es justo algo que no quiero que esté presente en la educación de mi pequeña; para mí ella es muy inteligente, es increíblemente astuta, y aunque tiene unos momentos en los que pone en duda y a prueba mi inteligencia emocional y mi paciencia para no cachetearla hasta que salpique sangre por doquier, me niego a pensar y a aceptar que forzosamente se tiene que golpear a una pequeña para hacerla entender cualquier tema, para mí eso de que “la letra con sangre entra” tampoco va, pero no lo he logrado del todo mis hermanos, muchas veces he tenido que recurrir a alzar la voz, a gritarle, y aunque son contadas, le he dado por lo menos un pellizco de monja o una nalgada, y no me siento orgulloso de ello, trato siempre de contenerme hay veces en que siento que pasé la raya en el afán de corregirla, me he disculpado y he hablado del tema con más calma y es inevitable pensar en mis padres, no le he gritado o disciplinado por estar jodiendo, lo hago porque quiero que sea una excelente persona, cómo dije al principio el día que ella nació nacieron mis más grandes miedos, siendo niña, siendo mujer está en desventaja, es vulnerable en este mundo machista y quisiera mentir y decir que cuando sea su tiempo de andar sola podrá hacerlo con plena libertad, busco ser su guía más que su sombra o su capataz para que cuando llegue ese momento confíe en si misma, la quiero fuerte, la quiero segura y con la autoestima suficiente para romper madres, la quiero feliz siempre feliz.

Hoy quiero compartirles tres veces en que mis padres me acomodaron las ideas a madrazos, no sé si me las gané o no, tampoco sé como hubiera reaccionado de haber estado en su lugar, es difícil de imaginar, pero sin duda lo que  sé es que me dejaron marca, hubo más pero estas son épicas y memorables. No sé el orden, no recuerdo cual fue la primera así que decidí escribirlas en función de la intensidad de putazos que me dieron; la menos peor primero y la chida al último.

Por aquellos años de mi infancia recuerdo muy bien que una de mis responsabilidades en nuestra organización familiar era la de hacer mandados, ir por tortillas, a la pape por los materiales para hacer tareas, por la comida y un sin fin de etcéteras, me valía de una bicicleta, varias a la postre. Era un día medio nublado agradable para estar jugando afuera de la casa, hasta que el grito desgarrador de mi mamá me interrumpió y me hizo atenderlo de inmediato, un encargo simple era el motivo, estaba con mi padre y ambos me explicaron que necesitaban una manguera para regar el jardín, a mí me encantaba salir en la bici a lo que fuera, seguro estoy que no puse atención a las indicaciones porque además de que me encantaba pedalear pues, aprovechaba para ir a las maquinitas un rato entre mandado y mandado y ese fue el detalle, pasé a jugar videojuegos y hasta después por la dichosa manguera, ya en la tlapalería pedí el encargo de mis papás y ¡chale!. No contaba con que el señor bigotón del establecimiento haría tantas preguntas para darme una simple manguera, ¿qué si es para regar, qué si esto, qué si lo otro, qué calibre, qué color?. ¿Para exteriores, para interiores?, como no tenía ni puta idea y no recordaba, don bigotón me puso en el mostrador varias muestras y pedí una roja muy chingona y de todo lo demás, pues fue un albur yo lo único que recordaba con bastante seguridad es que debían ser 10 metros, me fuí a casa con la manguera enrollada al manubrio, me costó mucho menos de lo que mi papá había calculado, el estaría muy contento porque le había ahorrado bastantes pesos, y ahí voy todo feliz con un envase de frutsi atorado a la llanta trasera, rodando muy satisfecho, sonando como moto por las calles del pueblo. ¡Mocos no era roja!, esa madre es para la construcción, no para regar, se utiliza por lo general para meter el cableado de las instalaciones eléctricas de las casas, para hacer las bajadas de luz, justo antes de poner el recubrimiento a las paredes y en el tendido de varillas para hacer los techos, igual justo antes de verter el cemento –Por si un día les piden una manguera ya saben, de nada!!—
Como dije, ¡mocos no era!! Lo supe porque mi cara de felicidad se desdibujó al mismo tiempo que me daban una gritoniza, y me mandaban de rebote a cambiar la manguera, debí haber notado que me habían sobrado bastante dinero, y que algo andaba mal, oooooobviamente el dueño de la tlapalería me mandó por un tubo con todo y mi cara de espanto, ya se había cortado la manguera ya no se podía cambiar, no hubo manera de convencerlo, y encima me regañó por no poner atención, voy de regreso y ya ni rezando, ya iba resignado sabía que se pondría feo, feo fue poco, en cuanto le dije a mi papá que no me la habían cambiado, montó en pantera, me regañó y gritó, insultos, dos tres cinturonazos, mi mamá tratando de alivianar el pedo, pero a la vez regañándome, pero a la vez calmando, pero a la vez gritando, y mi papá seguía en su papel de ogro, eso fue mucha presión para mí e hice algo terrible mis hermanos, algo que me avergüenza bastante hasta la fecha, actué como un barbaján, lo hice sin pensar, salí corriendo como pude, ellos tras de mí, al pasar por la cocina tomé una silla del respaldo y tiré de ella con fuerza para detener su avance al mismo tiempo que les gritaba –Y me da no se que escribirlo, pero ahí va— “Chinguen a su madre los dos, yo me largo” la silla siguió una trayectoria un tanto violenta que terminó en el refrigerador, dejando una abolladura y una marca que duró mucho tiempo, en realidad hasta que lo cambiaron por uno nuevo.

Continuado con el relato vino a mi mente una pequeña historia más, les había dicho que sólo tres eran las más destacables pero recordé este pasaje y lo dejaré a manera de extra, estoy seguro que varios de los que lean esto se identificaran con lo que relataré. Era una noche de verano, mi padre estaba por concluir su tesis de licenciatura, habían sido meses de mucha presión, entre su trabajo, su familia y su escuela, supongo que el estrés estaba a tope, era la hora de dormir y mi madre nos envió a la cama, —Ella era la más estricta para ese ritual, todos los días religiosamente a las 8:30 de la noche, a dormir, sin pero que valiera, a la chingada a dormir y punto!!— Ya en la habitación, mis hermanos traían un desmadrito, un pinche cuchicheo, risas inocentes —Inocentes hasta ese momento— Normalmente yo no tenía sueño e esas horas, pero me daba no más de oír la orden de ir a dormir de mi madre, hasta bostezaba de puro nervio, ya había pasado un rato de que nos habíamos metido a la cama y estos cabrones seguían en su desmadre, ellos dormían juntos, yo en otra cama, ellos seguían en su minifiesta supongo que el ruido ya había hartado a mi papá y creo que no se podía concentrar, normalmente había dos tres avisos de mis viejos en caso de estuviéramos incurriendo en alguna falta; que ya se callen!!, que dejen ahí!!, que ya les dije!!, que me los voy chingar!!, y mil frases persuasivas y combinables entre si, que te hacían entrar en razón de que debías de bajarle de huevos o corrías el riesgo de que el pan se te pintara de amarillo, pero esa noche calurosa no hubo advertencia, y de la nada mi papá entró, ya no emputado sino lo que le sigue!! ilusamente creí que iba a ajusticiar a mis carnales, hasta lo disfrutaba, y es aquí en esta parte que haré una pausa dramática antes del desenlace y me van a entender y hasta se verán reflejados si tienen hermanos menores, porque es muy probable que más de una ves los hayan puteado por culpa de éstos, a veces, muy pocas con razón la gran mayoría estoy seguro ni supieron porque, pero apoco no? terminaron castigados, regañados o madreado por culpa de los menores, —Mi padre tenía una frase hermosa para estos casos, al cuestionar su actitud para conmigo decía “porque eres el mayor y debes poner el ejemplo”—  hubo varias en las que tenía que ceder mis juguetes o cualquier pertenencia sólo porque a mi carnal se le inflamaba tenerlos, y el cabrón sabía que si hacía uno de sus tinglados o miniberrinches lo suficientemente fuerte como para que mi papá lo escuchara era garantía de que lograría quitarme mis pertenencias, fueron varias las que me aplico mi carnalito, en fin, me quedé en que mi papá entró super emputado, y armado con un palo de escoba, y madres!! me acomodó dos escobazos a media rabadilla, al mismo tiempo que pedía nos callamos, y después salió. Mi viejo nunca supo hasta hoy si es que lee esto, que yo si entendía la presión que el tenía esos días, que yo si estaba consciente de que él necesitaba estar concentrado en su proyecto de Tesis, casualmente a mis hermanos les dio un sueño fulminante en el primer palazo que recibí, ni la respiración se les escuchó por algún rato, y obvio no dijeron nada pero nunca es tarde, ojalá reflexionen, confiesen y se formen para que les den el palazo que les correspondía, ya que su hermano mayor sin deberla fue el que le puso el pecho a las balas. Esto me dejó huella, sin ánimo de extenderme y sin que me malinterpreten, yo amo a mis hermanos, son estas anécdotas las que nos unen hoy que somos adultos, sin esas vivencias tal vez no tendríamos mucho en común más que los apellidos, pero a mi me dejan una lección, aunque no tengo más que una hija, tengo sobrinos, y sobrinos e hija juegan y hacen desmadre y un chingo de desmadre, y se pelean, pero tengo una regla, no acepto chismes, no acepto soplones, sus diferencias las solucionen entre ellos, si alguno se le ocurre ir a mariconear conmigo acusando a otro o a los otros, todos son culpables y serán reprendidos, pero no se preocupen hermanitos, son castigos más modernos, como apagar el WiFi o cosas por el estilo.

Esta parte de la historia es la más vergonzosa, sin duda alguna fue la chinga de mi vida, les hice pasar un rato muy desagradable a mis jefes, en especial a mi papá, por si algunos no lo saben, mi padre fue por muchos años profesor de la Secundaria del pueblo, era un personaje muy conocido y respetado, es, lo sigue y seguirá siendo, sin duda el mejor maestro de matemáticas que he conocido. No olvidaré que era una tarde muy agradable, fresca, yo jugaba con mis hermanos, la estábamos pasando bomba, pero algo estaba por romper esa hermosa paz; la aparición repentina del vecino, un señor recio, muy educado pero de carácter fuerte y determinado, era padre estricto y muy exigente de tres chamacas, le tendió la mano a mis padres cuando recién habíamos llegado a vivir a esa parte del pueblo, y cuando uno es nuevo en una calle desolada y casi sin servicios básicos cualquier ayuda es buena, de tal suerte que lo menos que le debía a ese señor era respeto, él se llama Rosario, le decíamos Don Chayo —Obvio no lo sabía, ni lo supo, Era un tipo blanco, alto siempre con gorra, y de complexión robusta, chofer de oficio, transporte pesado para ser exacto, lo mismo conducía trailers que pipas de agua, pues bien esto último fue clave para la desgracia que me cayó ese día, como les decía llegó Don Chayo y me pidió amablemente y con una sonrisa burlona le avisara a mi papá que quería hablarle. Yo ya sabía para qué rayos estaba ahí pero no mi papá, —Ni ustedes, sino hasta ahorita que yo se los cuente En cuanto mi papá puso un pie afuera para atenderlo el vecino lo apartó hacia un extremo del patio, le explico su molestia, obviamente tenía que ver conmigo pues mi papá me veía de repente pero ya con cierto coraje y un chingo de vergüenza con el vecino, yo jamás escuché bien que le dijo, hasta que mi padre me llamó con autoridad y me dijo... a ver venga para acá, pero con los dientes apretados casi sin separarlos, y eso, eso solo significaba que en verdad estaba emputado... lo que le sigue, no me preguntó que pasó? ni mi versión ni nada, en esos días los adultos decidían tu vida y tu destino, teníamos la consigna de respetar por sobre todas las cosas a nuestros mayores, el pensamiento era sencillo, un adulto como Don Rosario no tendría porque inventar nada, así que la orden fue clara y fuerte pídale una disculpa, óóóórale!! las últimas palabras del vecino fueron, "Profe no le vaya a pegar, son chamacos hable con él, dele un buen consejo", a lo que mi papá en su coraje dijo que si, entonces mi papá sacó su máquina de escribir invisible y tomó nota, aún no se perdía de vista el vecino cuando ya traía a mi viejo como sanguijuela sobre mi a puro madrazo, cinturonazo y lo que se pudiera, sí me fue mal, me lo gané reconozco que me lo gané, sin duda fue una de las más salvajes disciplinadas que mis pobres nalguitas han recibido, esa noche dormí con el fundillo caliente de tanto madrazo  —Ahora que lo pienso, tal vez esa es la razón por la que... bah olvídenlo

Pensé mucho cómo iba a platicar este último episodio, es extraño pues para mi esto que aún no saben pero que en breve se los relataré es y será la lección más severa y vergonzosa de la que fui objeto, es curioso pero para el estándar de violencia que les venía describiendo, creo que no debería estar vivo, juzguen ustedes pues...
Era la época de la prepa, soy egresado del tres veces heroico Colegio de Ciencias y Humanidades de Azcapo, —Si su hijo o hija va o pretende entrar a esta H. H. H. institución educativa, absténgase de seguir leyendo, cierre y queme el dispositivo, no importa el plantel, de hecho Azcapo es más leve—  Fue una gran etapa, ahí conocí a banda que hasta la fecha siguen siendo parte importante de mi vida, después de haber estado en una secundaria sin mucho margen para el desmadre, pues siempre y en todo momento estaba vigilado ya sea por mi madre o por mi padre, incluso dos de mis tíos, y que por si fuera poco, ellos: mi papá y mis tíos, los tres me dieron clases y sin contar a todos sus compañeros que les podían comunicar a mis jefes hasta al menor movimiento ilegal que se me pudiera ocurrir antes de siquiera perpetrarlo, así pues el llegar al CCH fue un cambio radical, pase de tener un grillete a tener una motocicleta llamada libertad, al principio me acaté a las reglas, pero el CCH no es para cualquiera, requiere muchas habilidades, una de ellas es la disciplina, vas pocas horas frente a los profesores, en realidad tu tiempo debe dedicarse a la autoformación en la biblioteca e investigando para después discutir y resolver dudas en clases, pero eso no se ve estando ahí y más frente y rodeado de muchos bellos y deliciosos distractores: un billar a dos cuadras, las gorditas de doña pelos pasando la acera, la Lupita un tugurio tenebroso pero vara vara, que se Ubiacaba a la vuelta de la esquina,  unas maquinitas que abrían desde las ocho de la mañana, —Jamás hubiera aprendido todos los fatalities de Mortal Kombat 1, de no ser por este lugar— Todo lo anterior y muchas otras cositas requerían dinerito pero incluso sin varo uno puede perderse por ahí, el parque Tezozomoc esta a espaldas del colegio o en la misma escuela también te podías perder sin pedo, haciendo nada en las hermosas jardineras, en el frontón o en el enorme campo de futbol de pasto árabe, y si de plano nada de lo anterior era suficiente, la casa de uno de mis mejores camaradas estaba a unos pasos de la escuela con todo el libertinaje que puede dar un depa con total ausencia de supervisión adulta. Pero no todo fue desmadre también descubrí muchas cosas de gran beneficio para mi vida, descubrí, que hay música chingona y muchos géneros, hartas disciplinas de arte y de ciencia, descubrí que había mucho por aprender, mucho por hacer, que la UNAM es hermosa y la mejor casa de estudios del mundo, que hay un universo de museos que no los recorrerías en una vida entera y que las opciones para estudiar una carrera profesional son tan diversas que te haces pelotas sólo de intentar elegir una, pero antes de este paso, antes de definir mi futuro en esa época, tuve un tropiezo, un vergonzoso tropiezo, me ganó la haraganería, descuidé muchas materias en especial las matemáticas, cuando vi hacia atrás después de cuatro semestres no tenía aprobadas un chingo, debía mucho más de la mitad, temí por mi integridad, se acercaba el tiempo de elegir carrera, obviamente no tenia forma de elegir ni madres, así que se me ocurrió el más grande y estúpido plan, tenía mucho miedo de comunicar a mis padres mi situación académica y que probablemente me tomaría más tiempo de lo pronosticado terminar el bachillerato, así que sin pensarlo mucho me fugué de casa una madrugada, cómo vil delincuente, sólo dejé una nota con una historia inverosímil, estúpida e irreal, no recuerdo bien lo que escribí, pero puse algo de que los porros me habían amenazado, que me golpearían si me veían de nuevo en la escuela, y le agregué una dosis de dramatismo, disculpas, saludos y besos a mis hermanos, puuuuura pendejada que hasta vergüenza da recodar. En fin, el día que elegí para irme fue un sábado, puse una alarma y a las cuatro de la madrugada me escapé, había estado juntando dinerito para poder moverme, abordé el primer camión que salió del pueblo y me fui al lugar menos pensado, en donde nunca me buscarían, todo pendejo me fui a casa de mis abuelos, más que un fugitivo y un héroe para mis hermanos, resulte un llamalatención para toda la familia y la burla de mis carnales. Llegué muy temprano a casa de los abuelos, mi primer acción como ser humano libre e independiente fue buscar apoyo en mis primos, y aún con mi falsa historia de amenazas como bandera no logré mucho, enseguida me ubicaron las ideas y avisaron a mis padres que ooooooooovbiamente ya sabían donde estaba, aun cuando dejé como post data en la carta un dramático, no se a donde me lleve el destino así que no me busquen, mi madre no estaba sentida... lo que le sigue, el verdadero drama lo protagonizó ella, estando al teléfono, sólo decía que si ya había decidido irme y mandarlos a la chingada, que estaba bien, que si para mi ellos valían pura madre que estaba bien, y otras cositas más creo que si la hice sentir muy mal. Por un momento fui muy apapachado por mi familia, hubo quienes pensaron que había otros motivos más perversos o malsanos que me habían orillado a hacer lo que hice, la realidad era mucho más sencilla, el adeudo de muchas materias y la presión de decirlo fue el único motor que me movió para hacer lo que hice, pasé ese sábado con algo de zozobra, amargura y desesperación, no sabía que me esperaba, mi madre estaba decepcionada enserio y de mi padre no tenía idea que estaba pensando o que estaba planeando para conmigo, esa noche no dormí nada bien y al día siguiente muy temprano, ellos con mis hermanos estaban ahí, aún cuando tenía el paro de mis abuelos, de mis primos y algunas tías, estaba con toda la vergüenza del mundo frente a frente con mi papá, yo merecía un fuerte castigo, unos putazos, por llamalantención y cobarde y por haberles hecho pasar un mal rato, pero lo que recibí fue mucho más cruel y hasta la fecha no lo olvido, recibí palabras y consejos, recibí comprensión, el día que creí no iba a sobrevivir, mi padre me hizo ver que la vida no se acaba por haber tomado malas decisiones, conocí a un hombre sensato comprensivo y con mucha inteligencia emocional, que me oriento y sin gritos a buscar soluciones, —Ojalá aquel día en que le menté la madre al vecino y que además le pinté cremas junto con mis compañeritos de la primaria como vil borrego, mientras el pobre hombre hacia una entrega con su pipa de agua, mi papá hubiera actuado igual— Y las encontré, encontré oportunidades y muchas opciones que me permitieron, no sólo terminar el CCH en tiempo y forma, sino también elegir carrera y ser aceptado en la Facultad para estudiar Diseño. 

Desde ese día cambió para bien la relación con mi padre, me ubicó en mi realidad, descubrí junto con él mi perfil, y mis aptitudes y me dirigió para encontrar mi profesión, y así mi camino, el día en que ameritaba una chinga, no me la dio, el día en necesitaba una cachetada, cómo las dan los hombres,  así, igual como Archy se la da con fuerza y maña a Dandy, con el dorso de la mano en la película RocknRolla, así ameritaba una, en cambio en lugar de golpes encontré a mi papá, el único hombre al que amo. 

Y sin saberlo ni él ni yo, mi papá no sólo me enseñó matemáticas u ortografía o lo que sea, también me enseñó a ser padre, a no ser como él pero al mismo tiempo a tratar de imitarlo, es complejo porque los hijos somos seres ingratos y parece que nada nos tiene contentos y siempre tenemos una maldita razón para quejarnos, que si mis padres hicieron o no hicieron, o que no me dieron o que me dieron de más, al final eso no se puede cambiar y más bien parece pretexto para culparlos de nuestro presente, cuando no debiera importarnos sino más bien enfocarnos en ser mejores cada día. Hoy trato de ser el mejor padre que la Valentina pudiera desear, al final se que si quiere siempre tendrá algo de que pinches quejarse, espero que si un día lee esto, sepa que siempre actué con el corazón tratando de darle lo mejor de mi.