viernes, 18 de octubre de 2019

Una Historia de Telenovela

Hoy quiero escribir de las benditas telenovelas y como sin planearlo se volvieron parte de mi formación, no es que haya decidido que me educara una serie de esas pero estaban presente en la época de la no inmediatez, donde el tiempo transcurría lento y pausado sobre todo los domingos que literalmente no había muchas motivaciones mas que seguir respirando.

Desde que recuerdo, hacer la tarea, era un acto tortuoso, no era muy de mi encanto, sufría y si de por sí el tiempo transcurría lento ese lapso dedicado al deber escolar era interminable y tenía dos ingredientes inseparables, estaba religiosamente acompañado de mi madre y con una telenovela de fondo, a veces resultaba muy difícil tener concentración con tanta tragedia, que si la protagonista fue engañada haciéndole creer que la amaban y sólo querían su cuerpo, y una villana tóxica que confabulaba y chantajeaba para hacerle la vida imposible o que si la verdad no se podía saber y siempre al decir esa frase la infeliz protagonista aparecía de la nada y rompía el ritmo de la escena preguntando con sorpresa y cierta intranquilidad ¿de que verdad no me debo enterar? y se armaba un desmadre o eso se pensaba mientras la música dramática hacía lo suyo dejando en suspenso un corte a comerciales, o cuando la villana era encarada e invariablemente se enredaba en un pelea con algún intento de héroe, que la iba a desenmascarar y hacerle pagar sus fechorías, siempre, siempre se incluía una pistola, la misma para todas la producciones, una especie de revolver plateado, con las cachas negras y de un tamaño pequeño que cabía en cualquier bolso de mano; el semi héroe al ver el arma se abalanzaba y en un forcejeo falso y ridículo, quedaban pegados los cuerpos haciendo algo parecido a una danza de apareamiento, enseguida se escuchaba una detonación que ponía una dramática y exagerada pausa a sus movimientos, la expresión en el rostro les cambiaba de golpe y pasaba de tener caras de furia a comunicar ganas de ir al baño con ojos salidos y sudor, como cuando crees que no llegas pero ya estás ahí haciendo del cuerpo, y toda esta bobada normalmente era en el capitulo del viernes, y no sabrías sino hasta el lunes a quién de los dos danzantes le había caído el balazo, y ahí estaba yo tratando de memorizar las tablas y a la vez preocupado pensando que iba a pasar en la telenovela de las ocho.

Hubo varias que me impactaron mucho, no estoy seguro en tiempos y el orden puede fallar tenía un plan para esta historia, con una estructura firme, me documenté, hice un mapa de tiempos exactos para no perderme en mis recuerdos pero la realidad es que me di cuenta que no era para tanto, tal vez con el afán de tener todo controlado, esta historia se puede volver paja con un masacote de texto tedioso, sin forma, ni esencia, ni alma ni nada, así que ahí va.

Recuerdo una escena entre penumbras, era una boda y una loca disparando a los novios, mandando a la mierda un enorme pastel blanco y con el pastel obviamente iban los novios salpicando más sangre de la que el cuerpo humano puede irrigar, por mucho tiempo me dejó traumado, si llegaba a escuchar la canción de inicio me remitía a esa imagen más menos era 1987 "Amor en Silencio" se llamaba. Por esos días también salía una telenovela histórica, basada en la revolución mexicana, "Senda de Gloria", mis papás no se la perdían, bueno mi madre en realidad no se perdía ninguna, me perece que no estaba tan mal, el vestuario, las actuaciones, la caracterización --Era curioso para mi, ver al mismo monito en la tele que en las monedas de 100 pesitos que me daban para gastar en la escuela-- La ambientación era un toque soberbio, incluyendo los carruajes y demás fituretes que le daban mucha onda a la producción, hace poco por casualidad volví a ver el intro de esa telenovela y es increíble que con solo escuchar un poco de aquella música que daba el inicio del capítulo en turno me remitió a esos días, la realidad es que podría haber estado todo lo chingona que quisieran y no es sino hasta hoy que veo lo valiosa que fue pero en ese tiempo me irritaba demasiado porque salía a la misma hora que mi caricatura favorita, "Los Defensores de La Tierra" evidentemente no es otra novela pero es lo mismo, aún me acuerdo de la cancioncita "¡La Tierra hay que salvar! Maestro en la magia crea una ilusión que en los enemigos causa confusión ¡Mandrake! ¡La Tierra hay que salvar! Han hecho leyenda su fuerza y valor con sus poderes provoca terror ¡Lothario!" 

Había un solo aparato de TV en la casa, la recuerdo como una cajita blanca en donde se veían imágenes en blanco y negro, con su antenita plateada, un par de perillas dentro de pequeños huecos circulares de lado derecho para cambiar de canal y una más pequeña en la esquina inferior para encenderla, era más chiquita que un horno de microondas convencional, primero estuvo sobre una mesita, después cuando ya la alcanzaba me la pusieron sobre un ropero y para que yo tuviera derecho a usarla debían pasar tres cosas: toda la tarea terminada, que a mi mamá se le inflamara dejarme pero principalmente que no coincidiera con alguna novela, sino ahí se chingaba todo, ya cuando podía cambiarle estaban los benditos partidos políticos, un programa aburrido e insípido que me hacía rabiar y entonces tenía que conformarme con "Chespirito", o "Papá Soltero" o medio escuchar "Las noticias con Lolita Ayala" --mi papá era súper fan de la señora, decía que era su novia-- o conformarme con ver la pared porque el día para mi terminaba antes de las nueve de la noche, hora en la que ya debía estar en cama soñando con los angelitos.

Sí la situación era difícil entre semana para poder ver algo en la tele, el sábado y domingo no cambiaba mucho mi panorama, ahora debía lidiar con el hecho de que a mi papá le hiper mega fascinaba el fútbol, jugarlo y verlo, y no se conformaba con estar horas atento a un partido, o dos o tres, después se aventaba el resumen deportivo, y otra vez me tenía que conformar con ver alguna película de Capulina o "Cepillín" en las mañanas si me levantaba temprano o en la noche "Aunque Usted no lo Crea" o "Misterios sin Resolver" o ya de mucha suerte "Siempre en Domingo"  y otra vez a dormir temprano porque al otro día había escuela. La realidad es que ya fuera fin de semana o entre semana la pequeña televisión pasaba más tiempo apagada que funcionando, mi madre fue muy estricta en cuanto a tareas y ejercicios escolares extra, no fui un niño que pudiera estar pegado a la pantalla ya fuera por necesidad o por gusto, en cambio aprendí a leer desde antes de entrar a la primaria, incluso pude dominar una calculadora básica desde antes de cumplir cinco años.

Hubo muchas telenovelas más, estuvieron presentes casi todos lo días de mi vida, unas memorables como aquella "Cuna de Lobos" ahí por primera vez se veía una villana loca despiadada o así la recuerdo. "Carrusel" que fue muy entrañable eran las aventuras de niños en edad escolar, me identifiqué de inmediato, quien  la vió no pudo evitar odiar a María Joaquina, una cabroncita presumida muy bonita, yo deseaba tener un cochecito como el de Cirilo un vato de raza negra que era muy inocente y caía muy bien. Recuerdo muy vagamente algo bizarro, que se llamó "El Pecado de Oyuki" nunca entendí que rayos tenía que ver una producción japonesa o algo así con el México de esos días, en mi mente hay unos rostros pintados de blanco como mal imitando el teatro Kabuki, la verdad no estoy tan seguro de lo que pude haber visto.  "Rosa Salvaje" al fin y al cabo fue la misma historia reciclada de casi todas las producciones, incluidas años más tarde las de Talía con sus "Marías: Mercedes Salvaje y la del Barrio" siempre es la chica pobre y peladita, poco paseada que conocía a un tipo guapo, adinerado, generalmente con dos nombres y un apellido compuesto muy apantallador.

Me ha tocado ver que se siempre se han hecho muchas telenovelas tratando de acaparar todos los gustos posibles, que si para la señora que si para niños, o los jóvenes y ahí justo en esa decadente era de los ochentas salió "Quinceañera" mis parientes más grandes que yo los hizo sentir vivos, se veía la tendencia en moda, expresiones, actitudes que se copiaron y replicaron hasta el cansancio, recuerdo otro programita muy coqueto que también tuvo un éxito abrumador "Cachún cachún ra ra" duró varios años, estaba antes de que yo naciera y lo recuerdo  mucho porque por alguna razón mi padre pudo conseguir que el elenco fuera a dar un show a la secundaria del pueblo, fue la locura ese día.
Así pasaron los años entre novelas y programas, contenidos e historias recicladas, poco que se saliera del molde, imágenes en blanco y negro que daban mucha tristeza en días igual de grises, me asalta la memoria una serie o algo así, la verdad está muy confusa se llamaba "Camino al Cielo" era triste desde el mismo nombre, pero  mi madre la seguía muy puntualmente, la verdad no me llamaba mucho la atención; como decía, mis días pasaron entre ir a la escuela y ver alguna que otra novela, ya entrado en pubertades llegó la novedad "Muchachitas"  donde la actriz Kate del Castillo era mi amor platónico, esta novela trató de las dificultades de ser mujer adolescente o algo así y justo por esa temporada una tarde mis padres llegaron a casa con un aparato moderno que fácil era cuatro veces el tamaño de la vieja TV, era un televisor SONY a colores y control remoto --Mismo que se plastificó en chinga para no ensuciarlo ni maltratarlo--, entonces pasé de ver a Kate en escala de grises a verla más grande y a colores, hermosos y vivos, y por eso sé que mi amor por ella se hizo más grande pues obviamente para alguien que solo había visto tele a color en los aparadores de las mueblerías, aquello fue un deleite. La vieja TV pasó a ser mía pero ya no era lo mismo, ya había dado sus mejores momentos, para poder ver algo había que darle unos golpes, o atorar un papel doblado entre el hueco de la perilla y la perilla misma esperando que sintonizara el canal cinco y poder ver "Otro Rollo", "Dragon Ball" o "Los Súper Campeones" y así hasta que no recuerdo en que momento deje de ver a mi vieja compañera que recordaré con mucho cariño por lo que significó y lo que compartí con mis padres y hermanos al sentarnos a ver un rato la tele.

Después de un tiempo dejé de estar atento a las novelas, la vida me puso en el camino de los deberes y necesidades y poco a poco se me fue pasando la costumbre, tal vez la última que recuerdo más claramente fue "Rebelde" hace más de diez años, DIEZ AÑOS!!  y tal vez al mismo tiempo "Malcolm el de En Medio" que la sigo viendo hasta hoy, y le contagie el gusto a mi pequeña y se disfruta mucho, aún cuando la serie ya cumplió también un buen de añitos. En fin, los tiempos cambian ahora es la inmediatez estamos en una especie de BOOM de las series, los temas son tantos y tan diversos y hay para todos que resulta abrumador y de tanto que ver a veces terminas por no ver nada esperando la tercera o cuarta temporada de "La Casa de Papel" o descubriendo que los de RBD ahora están en España con un combo recargado de drogas, fiestas, alcohol y encuentros sexuales muy peligrosos y locos.

Lo cierto es que ahora que me toca ser padre es difícil controlar lo que ve mi bendición, las expresiones son más desprendidas, los temas de sexualidad son más abiertos, antes los papás te volteaban de un putazo la cara si en la TV salía una escena subida de tono, ahora ya no existe la TV para ella, ahora está expuesta a muchas fuentes de entretenimiento, es maravilloso y muy peligroso a la vez y por tanto es más difícil tratar de cuidar el contenido que pueda estar consumiendo, no me queda más que estar al pendiente y contestar todas sus dudas, no puedo simplemente voltearle los cachetes de un madrazo y que no vea nada, porque en la dirección en que le ponga la carita está algo que ver, sin tabúes ni miedos contesto, si hay algo raro para ella, lo explico si sé que mi serie es explicita la evito cuando esta ella y aún con todo y todo la cabrona se hizo fan de un par de series muy poco apropiadas a su edad "Modern Family" y las quince temporadas de "Grey's Anatomy" que domina perfecto al igual que cada nombre de los personajes, es una serie interesante que te atrapa donde los protagonistas tienen encuentros sexuales todos contra todos y donde he tenido que explicar y dejar claro que el sexo es una actividad de adultos que no involucra para nada a los niños entre muchos temas más, le quedó tan claro que su fiesta de cumpleaños número siete fue con esta temática.






martes, 8 de octubre de 2019

Diálogos profundos entre padre e hija


_Que tengas excelente día mi pequeña!! Te amo!!

_Yo también

_Yo también, jamas será un te amo

_ Osh!!

_Oye mi corazón, dime algo, qué pasó con el chiquitín?

_Ya no hay un chiquitín, se volvió muy grosero y ya no me gusta

 _ Entonces ya no hay un chiquitín que te llame la atención? Alguien que quieras ver todos los días?

_Mmmmm, no!!

_ Que feo, es muy triste eso, cuando yo iba a la primaria como tú, había días que no quería levantarme, pero de sólo pensar que no vería a Kenia, la niña más bonita de mi salón, pues me súper apuraba

_ Pues no hay nadie, todos son feos y groseros

_ Sabes, no puedo hacer que se inscriban niños bonitos al colegio, pero te puedo cambiar de escuela y con suerte en la nueva habrá chamacos más interesantes y chulos.

_ Pero aquí están mis amigas, y me gusta mi escuela

_ Hagamos una cosa, pon más atención a ver si hay alguien que valga la pena, de aquí al viernes, tal vez con los de cuarto o los de segundo, a fuerza debe haber alguien que te llame la atención

_ Los de cuarto son muy pesados y feos y los de segundo aún se comen los mocos




miércoles, 28 de agosto de 2019

Una Gran Aventura




Este espacio se ha vuelto la ventana del balcón en el penthouse de mi vida adulta, donde cada historia escrita es aire frio recordándome que estoy vivo, el destino me alcanza cada día con mas dudas que respuestas, con mas incertidumbres que certezas y recordar el pasado a travez de mis escritos es un gran ejercicio para evitar que la mente se atrofie, he escrito muchas historias de mi vida, cosas buenas, tragos amargos, lo que me apasiona, lo que medio recuerdo, todo lo recopilo entre platicas, vivencias ya sea con parientes o amigos, no es escribir por escribir, principalmente es mi pasatiempo favorito y me gusta compartirlo no solo en este medio; si la historia es de alguien en especial, se la hago llegar, la imprimo o la envío por mensaje, me gusta incomodar con el amor, escribir de alguien no es fácil, hablar de alguien especial y decirle que lo amas, que lo admiras no es sencillo para nada, pero me encanta ver la reacción de las personas cuando se ven reflejadas en uno de mis textos con mi toque muy especial, es una gran práctica estoy seguro que todos tenemos grandes historias, aventuras increíbles que se pueden escribir y es justo el motivo de este nuevo relato, hace un par de semanas mi padre, el único hombre al cual he amado me compartió escrita una de sus más grandes aventuras, me emociona pensar que de alguna forma lo inspiré a con mis relatos que le he compartido, para él aventurarse a hacer lo mismo, me pidió opinión, me invitó a modificarla si es que yo lo consideraba, mi padre un poco inseguro sentía que en algunas partes era necesario eliminar, ahondar, profundizar o ajustar el contenido de la historia, la realidad es que es tan rica en nuestra cultura que no se puede más que admirar, no le movería una sola coma porque esto que estás a punto de leer lo escuché muchas veces cuando era pequeño, entre mis laberintos de recuerdos yo tenia la idea de que habían sido historias diferentes, y cuando lo leí me fui de espaldas al darme cuenta que todo era parte de una gran aventura, te lo comparto, para mi es una gran joya, lo disfruté de principio a fin espero que tú también lo hagas.

Un acontecimiento inesperado cambió mi aparente tranquilidad cotidiana, dando un giro súbito de lo simple y cómodo a una situación de alarma e inquietud. Tú mamá está enferma, fue la noticia que recibí de tajo; mi mamá siempre ha tenido una fortaleza estoica, por eso me causó sorpresa escuchar esta aseveración, sin darme tiempo de reponerme recibí otra indicación a manera de sentencia incuestionable, es necesario que vayas al pueblo a verla.
Debe ser algo extraordinario, pensé, por el tono imperativo y autoritario que denotaba la voz de mi tío, prepárate para que no se te haga tarde; era aproximadamente las 4.00 p.m. de aquel día. Ante esta advertencia me dispuse a preparar lo necesario para cumplir con la encomienda, apenas tenía el tiempo suficiente para ello, porque de hecho, era tarde, normalmente cuando había oportunidad de visitar el pueblo, el viaje se hacía en la mañana para alcanzar el único transporte que hace el servicio desde la ciudad de Iguala, este partía hacia el pueblo, después del mediodía, para sortear la carretera como se le llamaba, el camino de terracería en tres o hasta cuatro horas aproximadamente, dependiendo del estado del camino, sin embargo, en esta ocasión se trataba de un caso extraordinario, por lo que había que actuar con prisa.
Después de las 10.00 p.m. arribé a la terminal del sur para comprar un pasaje en la línea de autobuses flecha roja cuyo itinerario inicial y final era la ciudad de México y ciudad Altamirano, Guerrero, respectivamente, con algunos puntos intermedios, también los había directos; a mí el que me convenía era el primero. Antes esta era la única vía para nosotros hacer viajes ya sea a la Ciudad de México, Iguala, Chilpancingo, Arcelia, Altamirano, principalmente para la ciudad de Teloloapan recuerdo que desde el pueblo recorrí el camino a lomo de caballo o a pie varias veces, ante la carencia de transporte o recursos para adquirir algunas cosas muy necesarias para el hogar y el trabajo.

Llegué a la terminal de la ciudad de Iguala en plena madrugada y antes de reanudar la marcha para Altamirano le pedí al operador que me bajara en el crucero de Chapa, ya que por la hora y el frío que hacía, temí quedarme dormido, como ocurrió finalmente, a pesar de mis esfuerzos e intentos en el trayecto de diseñar mentalmente un plan a seguir al llegar a este punto y que me mantuviera despierto.
Como he señalado, por la hora de llegada, planeaba hacer un alto en el crucero de Chapa y continuar la marcha hasta que hubiera suficiente luz del día y si la suerte me acompañaba encontrar algún camión de carga que a veces recorrían los caminos llevando productos que vender o que comprar en los pueblos circunvecinos.
“¡El que baja en el crucero de chapa! “ Escuché adormilado en mi asiento, volvió a sonar la voz del conductor con más insistencia repitiendo la frase; anticipadamente yo me había sentado en la segunda fila de asientos a la derecha del chofer para estar cerca de la puerta de descenso. Aunque con alguna dificultad logré ponerme de pie lo más pronto que pude, me colgué mi pequeña mochila al hombro y me dispuse a descender no sin antes agradecerle su gesto amable y finalmente puse los pies en la tierra.
Por algunos instantes pude distinguir el lugar donde estaba parado, de inmediato escuché el ruido del motor arrancar y vi las luces alejarse rápidamente y en seguida me di cuenta que había cometido un error garrafal del que no tomé en cuenta: no tenía ni una lámpara de mano o unos tristes cerillos. En un abrir y cerrar de ojos me quedé en la más absoluta oscuridad, yo esperaba que por lo menos la frecuencia de vehículos que transitaban a esa hora me iluminaran algo, sin embargo, sólo allá muy lejos se veían aproximarse en uno o en otro sentido al punto donde me encontraba, es decir, no me ayudaba en nada para mis propósitos.
Como he señalado, antes de partir el autobús, me percaté que no me había bajado exactamente donde era mi intención, me encontraba algunos metros adelante, ¿cuántos? no lo sé, todo de golpe en unos segundos de plano me desconcertaron las cosas.
Decidido a salir cuanto antes de esta situación incómoda, me incliné para explorar el suelo con las manos: sentí los restos de la hierba seca, retrocedí lentamente en dirección al punto donde la intuición me indicaba que era el sitio correcto para cruzarme al otro lado de la carretera e iniciar el descenso hacia el pueblo de chapa. A pesar de no transitar por el lugar por mucho tiempo este me resultaba familiar, tenía las imágenes frescas en la mente, tomando todas las precauciones, volví a explorar el terreno para evitar sorpresas, del otro lado del camino eran laderas qué si bien no son tan accidentadas, los riesgos de sufrir una caída a esas horas en esas condiciones eran dignas de tomar en cuenta.
Me alegré al sentir la textura del suelo, era ese polvo fino como talco, típica señal del tránsito constante de vehículos, personas y animales cuando se va la temporada de lluvias, como he comentado finalizaba el mes de noviembre, además de aprovechar mi experiencia al vivir en  ese entorno y hacer observaciones de estos sucesos esenciales para estos casos; estaba justo donde empezaba el camino para iniciar el descenso hacia el caserío, entonces escaso en el poblado, observé la única lucecita a la distancia que provenía de una casita que funcionaba  como tienda y vivienda al mismo tiempo, infundiéndome ánimo descendí por esta brecha que también era usada por los habitantes de otras comunidades circunvecinas.
Aunque con algunas dificultades me aproximé a esa casa, conocía algunos rasgos de ella, sin embargo, había cambiado un poco; tenía una especie de cerca de madera, que hacía que los perros no salieran disparados en pos de alguna presa, lo que para mí en ese momento fue una suerte. Antes tenía un techado de teja que cubría del sol o la lluvia a los viajeros que hacían un alto en el camino para mitigar el hambre y la sed.
Los ladridos furiosos y desesperados de los perros me hicieron desistir acercarme más a aquella casa y sobre la marcha tomé la decisión de continuar el camino a pesar de las dificultades que ofrecía este, no podía quedarme varado en plena oscuridad y en la húmeda intemperie de la madrugada.
Por mi mente se presentó de golpe la idea del río que corre el núcleo de este poblado y que inevitablemente tenía que sortear, era algo con lo que no contaba hacerlo en estas circunstancias, a pesar de ello me animaba saber que por esas fechas su caudal había disminuido y su nivel eran apenas de algunos centímetros solamente por lo que los vehículos, animales y personas podían cruzarlo sin dificultad sus seis o siete metros de longitud.
Cuando estuve en su proximidad escuché fluir la corriente ya sea por la fricción con las pequeñas rocas o caídas sobre otras que se cruzaban en su camino, las cosas se complicaban ya que es un área arbolada densamente y con alturas muy elevadas haciendo más cerrada la oscuridad.
Cuando lo tuve frente a mí se me presentó el dilema, ¿Qué rumbo dirigir los pasos? Del lado izquierdo había un puente de troncos que siempre estaba maltratado por el uso y el escaso mantenimiento, aparte de estar al borde de un precipicio de altura considerable, me asaltó la duda, ¿habrán cambiado sus condiciones? o bien mojarse los pies con el agua casi helada a riesgo de pescar un buen resfriado.
Tomando la segunda opción, con resolución me quité zapatos y calcetines, me enrollé los pantalones más allá de las rodillas, cuando puse los pies en el agua me asaltó cierto  titubeo para avanzar, estaba muy fría, aparte me sentí inseguro pisar el fondo del río descalzo, sin embargo, no tenía ya otra opción. Avancé con cuidado procurando poner un pie y hasta no sentir la firmeza del piso mover el otro.
Cuando había dado algunos pasos, ocurrió algo insólito, del lado opuesto al que me dirigía, escuché los cascos de un caballo que se metía al río, conocía el sonido perfectamente, yo lo había hecho muchas veces, por un instante me quedé paralizado, sentí correr por mi cuerpo la adrenalina, se erizó hasta el último vello de mis brazos, más aún cuando alguien me habló con voz ronca y pausada para preguntarme el destino que seguía, con dificultad tratando de conservar la calma y con la boca seca le respondí, voy a Chilacachapa, hubo un breve silencio perturbador y enseguida recibí una indicación imperante que más bien resultó un consejo muy prudente: “no te vayas por la vereda está muy feo el camino, vete por toda la vuelta”, refiriéndose a la carretera polvorienta. --Nunca supe de quién se trató, aunque a veces pienso que fue alguien bueno porque me orientó en forma correcta, después me enteré cuando comenté lo sucedido, que uno días antes alguien murió al caminar y caer accidentalmente por la dichosa vereda.--
Con toda rapidez, ya sin el menor cuidado, caminé a prisa por el cauce, quería salir cuanto antes de ese sitio.
Al estar en el otro extremo, con prisa me puse los zapatos y me fui de ahí con rapidez, en un instante apareció a la vista otra luz, esta era del poste del alumbrado público, que también sabía que estaba ahí, eran las otras casas del pueblo de Chapa, que en aquellos años estaban diseminados en ese pequeño valle donde predominaban las huertas de limones, aguacates, además de chiles verdes, cilantro, jitomates, entre otras hortalizas que hacían que siempre tuviera una vista de un verdor muy bonito en tiempos de sequía.
Al llegar hasta el poste, observar las casas, me dio cierto alivio; me puse los calcetines con calma no tenía prisa por dejar la seguridad de la luz ni del lugar, sin embargo, recordar la misión que tenía me hizo volver a la realidad.
Me sujeté los zapatos con fuerza como para infundirme ánimo, a toda costa quería sobre ponerme a estas experiencias vividas en tan corto tiempo, miré el entorno tranquilo, trataba de determinar el tiempo antes de ponerme en movimiento por enésima ocasión.
 A medida que abandonaba este lugar y dejar la escasa luz me percaté que la “ carretera” empezaba a ascender, esto permitía que la luz del día empezara a delinear la silueta de las cosas como los cerros distantes, los árboles; el camino se presentaba con algo de nitidez para avanzar con seguridad.
Animado ante este escenario, aceleré el paso a ritmo constante y en poco tiempo emergió en el horizonte el pueblo del Calvario como una postal de algún pintor que reproduce hasta los detalles más mínimos en su obra, el humo blanco que se elevaba sobre los tejados, era un indicativo del inicio de una jornada más que daba vida y movimiento a sus habitantes acostumbrados a iniciar sus actividades a temprana hora del día.
Crucé las calles de este pequeño poblado, cuando el sol salía, en apariencia de entre las montañas, allá a lo lejos como un enorme disco de un color rojo intenso, característico de las zonas donde no existe la contaminación ambiental.
Empezaba a sentirse el calor, sudaba un poco, un tanto por la caminata otro por el clima extremo de la región montañosa de la tierra caliente; pisaba lugares conocidos que conservaba en mis recuerdos, lo había hecho en mi niñez y adolescencia, encontré en el camino personas que ya no conocía, los saluda en voz alta como era la costumbre, iniciaban sus actividades rutinarias, otros que pasaba en el camino, regresaban de ordeñar sus vacas.
Siempre caminaba por la “carretera”, llena de grandes piedras y enormes hoyos, como cicatrices dejadas por las lluvias; las laderas también mostraban sus efectos, habían adquirido el color café oscuro o claro síntomas inequívocos de esto también. En otros se hacían evidentes las huellas de las pizcas, esto es, sólo quedaban cañas secas y restos de las hojas abiertas ya sin la mazorca lo que comúnmente le llaman rastrojo; aquí y allá, sobre algún árbol las famosas zacateras, que se colocaban ahí, para evitar que se pudrieran las hojas que sirven de alimento del ganado en los tiempos de secas.
Finalmente, sin abandonar la carretera, entré al pueblo, lo veía un tanto distinto, estuve fuera más de una década, sin embargo, conservaba sus características fundamentales: calles angostas empedradas, casas de adobe con sus techos de teja, callejones que semejan ramas que se derivan de la calle principal, una tienda aquí otra más allá, etc.
De pronto topé de frente con la escuela primaria, por unos segundos, recorrí mentalmente sus aulas, patio, pasillos, todo me resultaba familiar. En el exterior la plaza principal, la cancha de básquet, la comisaría y a un costado la iglesia del santo patrono: Santiago Apóstol, ante mi vista pasó de golpe una película que podía reconstruir sin dificultad alguna, se activaron mis emociones dormidas.
Ahí algunos metros más estaba mi casa, como las otras descritas; a diferencia de antaño la familia había disminuido, mi padre había fallecido, los hijos mayores habíamos emigrado a la ciudad en busca de mejores oportunidades, quedaban nuestra madre y los hermanos menores. Ingresé por la puerta que daba al callejón y de inmediato el silencio me indicó la preocupación que invadía a mis hermanas, hablamos por unos momentos en voz baja para no despertar a nuestra enferma hasta más tarde.
El olor a comida nos hizo reaccionar y de inmediato me sirvieron el desayuno, una experiencia extraordinaria única, más en la situación que atravesaba; disfrutar el café de olla con canela, tortillas calientes del comal de barro, salsa de molcajete, frijoles con epazote de la nueva cosecha, queso de cincho asado, todo me supo a gloria.
Más tarde llegó mi abuelo materno y me puso al tanto de la situación que mis hermanas ya me habían anticipado. “Tú mamá tiene espanto”, fue a lavar a la laguna Tejería y cuando estaba por terminar surgió un remolino desde dentro de la laguna que pasó justo donde estaba ella y le produjo un dolor de cabeza que se agravó más tarde por la mojada que se dio ya que llovió muy fuerte y se asustó mucho.
La laguna Tejería es un depósito de agua que se formó por la extracción de la tierra para hacer la teja para el techo de las casas, de ahí su nombre; desde que tengo uso de razón ha conservado sus características, es donde las personas llevan el ganado a tomar agua en tiempo de sequía además es fuente para lavar la ropa y bañarse, entre otras necesidades; hay una más grande y otra más chica, aunque esta última se seca completamente.
Ya fui a ver a don Pablito “shiolt” para que levante la sombra a tu mamá. --Se tiene la creencia que cuando las personas se asustan y les da mucha calentura es porque se les cae la sombra-- Don Pablo “shiolt”, así era más conocido en el pueblo, por la enfermedad de su piel reseca y escamosa, es un personaje muy singular: delgado, baja estatura, escaso pelo y bigote, vestido siempre a la usanza indígena: cotón y calzón de manta con sus pretinas que se enredaba a la cintura hasta dos vueltas y sus huaraches de “tres chingadazos”, así eran llamados, estas suelas resistentes de tres agujeros con unas correas como de medio metro que se insertaban en las perforaciones y se remataban alrededor de los tobillos; hombre cien por ciento indígena náhualt de pura cepa.
Era reconocido por sus trabajos que hacía con su estilo peculiar de curar el espanto a través de su método aprendido de sus ancestros y que consiste en rezos en su dialecto y la aplicación de alcohol, agua y otros menjurjes en el cuerpo del enfermo que rociaba con la boca además del suministro de otros brebajes que sólo él conocía y guardaba celosamente en secreto para sus descendientes, todo este ritual es conocido como ensalmo.
En el sitio donde se asusta la persona, se levanta la sombra a través de una ceremonia que realiza don Pablo para recuperar la  perdida por el susto o espanto, con sus rezos y ofrendas pide por su reintegración al cuerpo de procedencia, al concluir representa con flores, galletas, cigarros , palma bendita, velas o veladoras, entre otras cosas propias de estos menesteres, un círculo en el suelo de donde recoge un poco de tierra para usarlo en la preparación de remedios que ofrece al enfermo para ayudar en su recuperación.
Por algunos días realiza los ensalmos al enfermo hasta que poco a poco supera su padecimiento y puede hacer su vida normal.
En el caso de mi madre el trabajo se tenía que hacer por la noche, por lo que mi abuelo y don Pablito prepararon los ingredientes para hacerlo ese mismo día. A la hora que acordaron partieron hacia la laguna Tejería, para ahuyentar los aires decidieron fumar un cigarro en el camino, de no hacerlo corrían el riesgo de enfermarse de los ojos, se enchueca la boca, dolor de cabeza, entre otros males.
A otro día de este suceso nos comenta mi abuelo, que vivía por la salida del pueblo, precisamente hacia la laguna Tejería : cuando llegamos a la cruz misión se nos apareció el malo.
Don pablo al verlo me dijo en voz baja, camina detrás de mí y no te apartes, agárrate fuerte de mi gabán; este lugar es un callejón limitado por corrales de piedra en ambos lados; saliendo del pueblo, cargado del lado izquierdo estaba esta gran cruz en su base de piedra donde hacían alto los dolientes que llevaban sus difuntos al campo santo. Todos los terrenos estaban delimitados por corrales incluso en la actualidad.
Vimos aproximarse un burro con prisa, casi al encontrarnos, don Pablo le habló en nahualt para que se apartara de nosotros y siguiera su camino, este en lugar de hacer caso se detuvo moviendo las orejas hacia atrás y adelante, agrandaba sus fosas nasales y por sorpresa alcanzó a dar algunos mordiscos, dos de los cuales alcanzaron el hombro de mi abuelo por encima del gabán con que se cubría del frío, como pudimos constatarlo por los moretones visibles que presentaba.
Es bueno don Pablo, le ganó al malo, remató mi abuelo con esta afirmación con buen humor. Se enfrentó a él bien decidido, le habló, le rezó, le cerró el paso con su cuerpo hasta que agachó las orejas, se dio la vuelta y se perdió por el camino rumbo al panteón.
Superada esta situación nos dimos prisa hasta llegar al sitio donde don Pablito hizo su levantamiento con seguridad, sabiéndose dueño de la situación. De regreso le ofrecí fumar otro cigarro para aligerar la tensión que teníamos y de paso alejar las malas vibras durante el camino.
Estuve con ellos el resto del día y me quedé a dormir en casa, no sabía cuánto tiempo más estaría fuera, muy temprano abandoné casa, familia con un dejo de tristeza.
Hoy a muchos años de distancia decidí escribir este relato que me dejó una huella inextinguible, que me acompañó siempre.

martes, 30 de julio de 2019

Una nueva del transporte público

Los años han pasado, las formas de transportarse se han vuelto tantas y tan diversas que jamás me hubiera imaginado que llegaría el momento de ver a gente en patines del diablo motorizados para llegar a su trabajo, o desbloqueando bicicletas a media calle por medio de una app. Ahora pides un viaje desde el móvil y listo, puedes echar la fiesta hasta que se te inflame. Incluso puedes pedirle uno de estos viajes a alguien más y hacer que llegue a ti en medio de la noche, con un simple "¿ontas y por qué ya no veo tu foto del guats"?

En fin, todo este choro para poner un poquito de contexto a mi nueva aventura en el transporte público de esta contaminada CDMX. En esta oleada de nuevas formas de transportarse a través de aplicaciones para celulares, actualmente tenemos acceso a algo así como un microbús colectivo. Descargas la APP correspondiente, registras tus datos y un método de pago, los envías, éstos son revisados y en segundos puedes elegir una de las varias rutas Godín, porque principalmente son para ir o regresar de tu trabajo. Hay varias y con diversos horarios. Es increíble y sobre todo es cómodo, mucho más cómodo que las latas llamadas taxis de la muerte, conducidas por una especie bárbara y muy falta de poca madre.

A últimas fechas se les ocurrió que es muy buena idea meter a siete personas en un vehículo. Lograron esto mal acondicionando una tercera fila de asientos en lo que debería ser la cajuela, donde el único que va cómodo es el chofer, porque el copiloto va embarrado en el tablero para hacer espacio a los de la segunda fila. El que le toque ir detrás del conductor llega sin poder estirar las rodillas a su destino, pues el chófer tiene su asiento recorrido hasta el tope, casi a medio auto. El resto va como sardina y todos juntos viajando a gran velocidad, desafiando a la física.

Bueno... ¿Qué pasó? Casi nada, como les mencioné, experimentaba en esta plataforma nueva y reservé mi viaje. Saldría desde Mordor Godín en Santa Fe a las 6:15 pm con dirección al metro Mixcoac. Por ser uno de los primeros viajes que hacía en ese servicio, costó la mitad del precio habitual. Estaba chido el plan, todo pintaba muy adecuado para ese viernes lluvioso. Solo debía llegar cinco minutos antes de la hora y listo. Así lo hice. En el lugar había varias camionetas de la aplicación. Presenté mi contraseña desde el celular. Estaban dos encargados: un chofer responsable y un practicante o algo así, porque el chofer le explicaba todo el proceso y lo que debía hacer con la aplicación desde el celular. Pues bien, me revisó la contraseña y me dio acceso a la unidad. Elegí mi lugar, puse mi música, me coloqué mis audífonos y me olvidé de todo. Y ahí iba, pensando en todo y nada. De repente, cuando ya dejamos Mordor, el transporte tomó una ruta que desconocí. Estaba en el segundo piso del periférico a la altura de San Jerónimo, y por un momento creí que era una ruta alterna. Pero chale, cuando vi que ya íbamos por TV Azteca, caí en cuenta de que algo no estaba bien. Le consulté a la chica que iba a mi lado y me dijo algo que era obvio, la chingadera esa no iba para Mixcoac, iba para una estación del metro llamada Periférico Oriente en Tláhuac. ¡Santa Puta Madre! En mi vida había ido hacia aquel lado de esta caótica ciudad. Desde luego que le reclamé al chofer y a su achichincle. No supieron ni qué decir, se miraron el uno al otro y no sabían ni qué pedo. De repente, el chofer le reclama al no chofer: "¿Qué no lo revisaste?" Y el monito subnormal dijo: "Pues sí". Y el chofer: "¿Entonces?" Y el otro: "Pos no sé". Y entre los dos: "Pos a dónde ibas?".... "Hijoles, si quieres te dejamos aquí", justo íbamos pasando a la altura del Liverpool de Perisur. Nomás lo vi como diciendo: "MAMES, ¿Brinco del segundo piso o qué pedo?" Corrigió y puntualizó que me podía dejar en la Glorieta de Vaqueritos, o sea, en la entrada a Xochimilco. Decidí jugarle a turista y me fui a conocer Tláhuac de noche. ¿Qué madres iba yo a hacer en Xochi a esa hora? Solo que aún faltaba un chiiiiiiiiiiingo para llegar. No es mame, cruzamos y cruzamos colonias y colonias, unas feas, otras peores, baldíos, basureros y más colonias y cuadras y cuadras. De más está decir que llegué muy pero muy tarde a mi destino. Eso sí, presenté una queja en el chat de la plataforma, y como tuve un chingo de tiempo desde Perisur hasta que bajé, pues me descosí con quejas y argumentos de ¿Qué pedo con la seguridad? y ¿Cómo es posible? Y lo otro y esto y aquello, y sin pedirlo, es más, sin esperarlo, me reembolsaron el viaje y me dieron bonos extras para otras reservas que hiciera en el futuro. Total, que la estación Periférico Oriente de la línea dorada, creo que no está en Tláhuac, así que ni lo conocí.


martes, 2 de julio de 2019

Fabiola

He pensado y pensado mucho para escribirte esto, y te advierto desde ahora que vas a llorar con mis palabras, no hay que ser adivino y eso lo sé porque hay mucho que nos conecta, nos une y nos hace a fines además de la sangre, son muchas historias, anécdotas discusiones, disgustos, risas y lágrimas compartidas que es casi imposible tratar de resumir tanto en tan poco.

Lo haré sencillo, no quiero dejar pasar más tiempo sin que sepas lo importante que has sido en mi vida, uno no escoge a sus parientes pero te aseguro que si en otra vida tuviera la oportunidad no dudaría en exigir que tú fueras mi tía, por muchas razones pero principalmente por esa capacidad tan tuya de dar sin que te pese.

Eres sensible eres frágil pero sólo en apariencia, la realidad es que esa característica tan tuya es una pantalla un mero detalle que Dios te otorgó como sello, más bien es un súper poder, una gran habilidad que tienes entre muchas --Saber cocinar el mejor arroz es otro ejemplo te queda tan chingón y delicioso grano por grano que no está apelmazado, eso no cualquiera-- Alguien que se sabe tantas peladeces y groserías como tú, que las suelta tan fácil y que llora a la primer provocación, todo eso hace que las penas se enjuaguen y ayuda a que no guardes sentimientos ni rencores, la vida me ha enseñado que cuando uno no suelta las penas ni los corajes, ya sea llorando o mentando madres, éstos se acumulan y te hacen enfermar de cosas incurables.

Te quiero compartir algunos recuerdos viejos, creo que tengo esa capacidad y así cómo tú moqueas y lagrimeas a la primera y es tu sello personal, yo tengo la capacidad de recordar cosas de cuando era pequeño, aunque algunos son recuerdos vagos y en mi cabeza están entre penumbras y medio borrosos, sé que pasaron no tengo duda de ello. De ti tengo varios unos claros y otros no tanto, pero hay un par muy especiales que te compartiré, este con el que comenzaré tal vez sea de lo primero que tengo registro de ti, puede ser un hecho insignificante pero se quedó en mi cabeza y no se fue nunca...

Era una tarde de calor intenso en casa de Mamá Chavela, mi madre estaba ahí, platicaban de algo al mismo tiempo que Chavelita echaba mano de su maquina de coser tan escandalosa, yo jugaba en el patio junto a los nopales enormes, en eso alguien tocó el portón de la calle, con muy poca paciencia, muy insistentemente, algo decía pero no entendí por lo ruidoso de sus toquidos, llevaba una urgencia, iba mucha con prisa, yo había aprendido a que no se debía abrir la puerta a nadie sin que dijera quién era, y eso pregunté, ¿¿Quién es??, y eras tú que con un lenguaje poco apropiado pero muy florido amenazaste con darme un coscorrón si no te habría de inmediato, obviamente después de ese diálogo tan impactante decidí abrir la puerta y ahí estabas te recuerdo muy bien con una cara de pocos amigos tus lentes grandes de pasta, una blusa blanca, una falda negra larga, bolsa y tacones del mismo color y con mucha prisa por llegar al baño, por eso entendí tan poca paciencia de tu parte.

He aprendido mucho de ti, y de mis otras tías, gracias a ustedes y en especial a tu ejemplo he sabido cómo ser  padre como ser un buen hermano pero sobre todo como ser un buen tío, amo a mis sobrinos, soy un consentidor, un complice con ellos, los cuido y los escucho, me cuentan cosas que ni a sus padres,  hago que el tiempo, poco o mucho que pasen conmigo no se les olvide, y es gracias a que yo recibí eso de ti, muchas veces, recuerdo que me recibiste en tu casa casi cada vez que había vacaciones, recuerdo que cociné muchas veces por ti, que hubo un tiempo en que tenías invitaciones a fiestas cada semana y yo me iba de colado, fueron unos grandes días, me diste a los mejores primos que pude haber pedido.

Te quiero compartir algo, algo importante una lección que me hizo entender muchas cosas, de como un día mi familia creció mucho, de cómo se hicieron muchas familias, compartimos mucho, todos juntos en bola y de repente una noche de navidad me di cuenta a la mala el dolor de ver a la familia crecer tanto y tan de repente y lo vi en los ojos de Mamá Chavela ese 24 se organizaron otras cenas, a su casa ya no llegaron todos como había sido la costumbre, el problema es que nadie le aviso, ella hizo su pozole, sus buñuelos como cada año y solo unos cuanto estuvimos ahí, recuerdo muy bien ese día porque la emoción de una navidad movida y divertida y siendo ya no tan niño me llevó a dejar la casa de la abuela e irme pronto contigo que prometías una gran fiesta con música y buen desmadre, hay momentos como ese en que uno desprecia la compañía e incluso los sentimientos de las personas que más ama, no imaginé que entrada la noche mi abuela llegaría a tu casa, me toco verla entrar, escuché que toco lenta y pausada pero fuerte, la música era escandalosa así que se tenía que hacer escuchar, alguien le abrió, no se quién y tampoco me importa lo siguiente me dejó helado y hasta hoy es un recuerdo que no me deja en paz por la culpa, ella lloraba pero no derrotada, ni triste, tampoco deprimida, eran lágrimas gruesas de una mujer fuerte pero desilusionada, decepcionada, y así con su calma y su paz pero fuerte y con la voz entrecortada dijo, todos los años van a la casa ¿ahora por que no? Los estuve esperando, tengo mi pozole hecho. No recuerdo qué pasó después solo un abrazo de alguien el apapacho y una explicación a medias y tan forzada que no la convenció para nada, hoy entiendo con cierta amargura que todo esto es parte de la vida, así es en todas las familias, así como tu lloras para liberarte yo escribo para exactamente lo mismo.

Espero que las lágrimas te dejen leer esta ultima parte, es el recuerdo más borroso que tengo de ti, pero también el más preciado, es de mis días en el hospital cuando enfermé y quedé casí un mes, todos me dicen que lloraba y no podía dejar de hacerlo y que cuando me visitaban era muy difícil la despedida pues el llanto se hacía mas fuerte pidiendo irme con quien me hubiera ido a ver, pienso que fueron días tan traumantes que me hace recordarlos aún, y ahí estas tú en una de esas memorias, te recuerdo con lagrima y moco tendido tu afuera de una cuna y yo entre barrotes tratando de ponerme en pie, sin poder lograrlo, te agradezco tu tiempo y tus lagrimas y la fuerza del corazón por haber ido a verme, por haber estado al pendiente.

Te amo mi Yola, y te repito si en otra vida puedo escoger sin dudarlo te volvería a elegir como mi pariente,  por muchas tantas cosas eres mi tia favorita, --Solo no se los digas a las demás no quiero disgustos y malos entendidos, esto queda entre tú y yo--

Te quiero libre, te quiero feliz, te quiero siempre viva.



viernes, 14 de junio de 2019

Soy muy peligroso

Soy muy peligroso.
Me di cuenta que no hay nada más peligroso que enamorarse de alguien como yo que entrega todo.
Alguien que se preocupa por ti, por si ya comiste, por saber cómo te fue en tu día y esas cosas que sólo hacen las personas cuando sienten interés.
Soy peligroso porque que puedo seducirte con perversiones pero también ahogarte en mis cursilerías.
Aún cuando no creo en historias de amor tal y como las cuentan los cuentos de princesas, aún así cada día puedo hacerte vivir una; una que escribe sobre ti y nadie más, para convertirte en un alma inmortal.
Soy muy peligroso porque tienes mi amistad pero también tienes mi pasión y mi descontrol cuando soy tu amante.
Yo que no tengo vergüenza de contarte todo de mí y tampoco temor de dejarte entrar en mis abismos más profundos, yo que puede llegar a ser un verdadero infierno por las malas, pero de igual forma demasiado frágil cuando tira sus barreras.
En resumen soy muy peligroso y lo soy porque de una persona como yo no te libras nunca y jamás querrás ni podrás dejarme ir.

martes, 9 de abril de 2019

Oooootro asalto más!!

Marzo 2015

Transporte público, Mundo E stúpido, se trepan dos monos, en un segundo vacían a toda la banda!! es decir, celular a la chingada!! así que por un rato recuperaré mi libertad, me quitaré el yugo de los aparatos esclavizadores esos,- si antes uno era feliz, en que pinches momento se apoderaron de mi- cuídense estos hijos de puta no se andan con medias tintas...
Ya saben, no faltó la chica embarazada, la señora que violentan, llora mucho pero que hábilmente trae dos telefonos -al final le habla a toda la familia obvio, llorando- también la adolescente que acababa de sacar su iPhone en copel, por supuesto estaba el vato que al final asegura que la pistola era de balines, que estuvo apunto de darles la vuelta a madrazos, ahí también el wey que ni por enterado y por último yo, viendo de nuevo la misma película sin hacerla de pedo, -antes pensaba que la vida va y biene pero un Nokia cuándo- ahora ya francamete lo material me vale tres metros de... ya saben que!!
La neta la próxima vez que me suba a cualquier transporte y haya dos o más individuos con las características citadas me voy a pinches bajar de inmediato.
Si tienen algún aparato móvil por ahí en algún cajón, se los puedo aceptar, con toda la humildad del mundo que un semigodinez pueda contener en su tupper.
Buen Fin!! 
P.D. Ninguna marca mencionada me pago ni madres, fueron citadas con fines ilustrativos y de comparación. Me caga que telcel gane 58 pesos cada vez que me roban, esto por concepto de recuperación de línea, hijos de la rechingadita. Perdieron las Aguilas... en definitiva no es mi día.

Un día del Padre...

Junio 2015

La Danza de los Viejitos y el Jarabe Tapatío son dos insufribles e imborrables recuerdos de carácter mártir, y es que para bailar soy malo, le echo muchas ganas pero soy muy malo y si es bastante horrible — un poco más tal vez que cuando fui chambelán de mi hermanita, que aunque igual de difícil y desesperante ya era más consciente— esos bailes entre muchos otros eran parte de un ritual que también incluía melones partidos por la mitad rellenos de nieve de limón, fresas con crema y algún regalo sorpresa para festejar a la Madre. 
Yo intente o más bien me obligaron a participar en esos bailables, de los que mencioné el primero es denigrante el segundo más o menos podría pasar, en fin, es algo que no se pude cambiar, todo este preámbulo sólo es para decir que hoy me toco asistir a mi primer festival como festejado, hoy en la escuela de Vale festejaron al los padres, mi pequeña no bailo nada elaborado ella recitó un hermoso poema, canto un par de canciones todo en colectiva, con toda la actitud y con toda la energía del mundo no es que el festivalito estuviera mal pero se ve que la Mamá es la Mamá, me refiero a la parafernalia y fiesta el día del padre está en pañales pero ahí va, lo disfruté me lo llevo para mis recuerdos y demonios, no estuve pegado a una tablet o a la cámara del celular, puse atención a mi hija, a sus compañeritos, puse atención a los detalles, imagine cómo se sintió mi madre cuando me vio bailar y me consolé pensando que seguramente lo disfruto y amó ese momento, —antes no se andaba uno fijando si la foto salía o no, antes no ponías más atención en si la cámara graba bien o no cómo ahora, en vez de atender lo realmente importante— fue un festival rápido, concreto sin tanto romanticismo innecesario, al fin para papás, para machos, y se agradece bastante.