viernes, 8 de marzo de 2024

María

María...

Es una mujer muy hermosa, ¿verdad? Siempre fuerte, incansable, de seriedad absoluta y palabra de ley, de mezcal y de cerveza, con un don especial en la cocina y con mucho amor en el corazón, de ese que se demuestra y no del que solo se dice. Mi primer recuerdo de ella es muy mío, es muy antiguo y a veces parece más un sueño, pero nadie me lo cambia ni me lo corrige, los sueños no tienen olores y esa es mi mayor prueba de que lo viví porque justo la recuerdo cocinando, con el olor del pueblo, ese olor rico que te hace volver a un pasado maravilloso; con notas de leña y de tierra y notas destacadas y saturadas de maíz y chile y de fortaleza y pasión. De pocas personas uno se acuerda exactamente el día que las conoció, solo las especiales, las que marcan para siempre como la vez que la vi recorrer mi pueblo cargando una sandía en la cabeza solo con la ayuda de su reboso y con las bolsas del mandado en las manos sin perder el equilibrio con una enorme maestría envidiable. Así conservo esos recuerdos de mi abuela en un rincón muy especial de mi corazón, y yo cuido mucho mis recuerdos.

Dicen por ahí que solo es cuestión de rascarle un poquito a la historia de las abuelas y bisabuelas y gran parte de ellas tienen rastros de tristeza, de resignación, a veces de frustración y hasta de violencia, como si su pecado hubiera sido haber nacido mujer, y pienso mucho en los sueños de mi abuela más allá de lo que significa para mí su fortaleza y su poder, más allá de haber cocinado increíblemente siempre o de haber cuidado y guiado a sus hijos y nietos. Pienso con cierta pena y vergüenza en lo que ella hubiera querido realmente para sí misma si la vida hubiera sido más ligera, pienso en esos sueños tan personales, tan de uno que son casi como fantasías, eso me hubiera gustado conocer de mi abuela y no solo de ella, pienso lo mismo de mi madre y de mis tías y mi bisabuela.

Qué impactante es ver hacia atrás y darse cuenta de que hubo mujeres en mi familia que seguramente dejaron sus anhelos y sus sueños para que hoy yo pueda estar escribiendo esto. Hoy tengo bien clarito la influencia y lo grandioso que ha sido que mujeres valiosas como mi abuela María hayan forjado y sembrado semillas tan chingonas que me permiten ser menos inútil emocionalmente.