jueves, 5 de marzo de 2020

¿Ya entregaste tu Cassette? No lo hagas

¿De qué quieres hablar, qué quieres que te platique?

Hoy tengo una gran historia, una historia como ha de haber muchas, de amor y desamor, de rogar y rogar, de esas veces que tu dignidad toca fondo y quisieras simplemente que ese hecho no hubiera pasado, es evidente que eso no se puede, las cosas pasan por algo y por algo no pasan, la vida es como debe ser, no como quisiéramos que fuera.

Y aún cuando lo bloquee por mucho tiempo tratando de que se olvidara, una vez que lo traje a mis recuerdos me pareció tan gracioso que le haré un homenaje con un gran relato y hoy consiente de lo que hice, digo que lo volvería a hacer porque de todas las decisiones que tomamos se aprende, todo trae consecuencias y casi nunca nada resulta como lo planeamos.
 
Eran los últimos días de la secundaria, es la edad en que todos los hombres son fenómenos de circo, estás en desarrollo pero por partes, te crece primero la cabeza antes que las piernas o los brazos y después es al revés, das un estirón y la cabeza se ve desproporcionada en relación a las extremidades, aunado a que la voz comienza a ser más grave y una mancha oscura se presenta debajo de la nariz, que en un futuro probablemente será un gran bigote, pero en ese instante solo parece que no te limpiaste el licuado del desayuno, eso parece durar una eternidad y es acompañado de unas erupciones en la piel mejor conocidas como barros, todo en su conjunto hacía imposible pensar siquiera en acercarte a una chica y pedirle que en el receso se tomara un boing contigo y compartir una torta, todas estas desgracias de la pubertad a unos les tarda más a otros menos y hay desgraciados que nunca se compusieron, yo juraba que se me iba a quedar por siempre ese aspecto de la criatura de Frankenstein,  pero de a poco se fue pasando,  en fin, un día casi sin darme cuenta se me había quitado lo amorfo, por fin se veía un balance orgánico y natural en mi cuerpo, ya era más un joven y no un esperpento.

Demasiado tarde podría pensar, la secundaria dura tanto y tan poco a la vez, que las oportunidades de tener una novia parecían imposibles, pero se pudo lograr, aún con que tenía muchas desventajas, el aspecto físico, inseguridades y mi timidez por un lado, pero por el otro la más compleja; mis padres laboraban en la misma secundaria, mi padre era mi profesor de matemáticas y mi madre aparte de hacer labores de intendencia era mi prefecta con marca personal yo vivía con la amenaza explícita de que no podía tener novia, porque "primero debía aprender a limpiarme la cola antes de andar pensando en noviecitas" y que si me veía "ensalivándome" con alguna niña, me la iba a correr y no sé que más cosas vergonzosas e intimidantes.

Y la realidad es que mi jefita sí era capaz, así que por un tiempo decidí no jugarle al chingón, tampoco es que fuera el más guapo y que me sobraran pretendientas, pero como dije al principio del párrafo pues me aventuré y lo logré, a pocos meses de terminar el tercer grado una niña me dijo que sí, de verdad me gustaba, llegué a quererla mucho, pienso que si fue amor, y hubo recaditos y regalos y cartas con perfume y besos marcados en servilletas que guardé por mucho tiempo, he pensado que de a poco a mi madre se le ablandó el corazón y se dió cuenta que también tenia derecho a amar, se enteró y no pasó nada, ni la corrió ni le dijo nada.

También hubo mocodrama leve, discusiones, una ruptura, y después me dio otra oportunidad y volvimos, algo no le pareció o yo le parecí muy básico o muy teto o las dos, era mi primer novia íbamos aprendiendo juntos o eso creía, yo no tenía experiencia en dramas o en adivinar o leer estados de ánimo, piensen que a esa edad las mujeres están pensando y ocupándose de cosas más importantes, mientras nosotros seguimos jugando fútbol como idiotas y sudando como puercos, ellas tienen cambios hormonales importantes y preocupaciones de verdad, consecuencia de un desarrollo que les cae encima sin avisar.

Era esa etapa de la vida donde se festejan los quince años, y son grandes fiestas, la mayoría de las chicas esperan con ansia ese momento y se acostumbra que el novio sea el chambelán, muchas veces casi siempre a escondidas del papá, o te podías meter en un pedo severo si se llegaba a enterar, yo esperé esa petición de su parte, yo hubiera sabido muy bien disimular que no había nada entre nosotros,  pero ese momento nunca llegó, lo que si llegó fue una mandada a la chingada, me boto, aparte de quitarme su amor, me quitó la oportunidad de ser chambelán por primera vez, no es que lo deseara de verdad, pero estaba dispuesto a sacrificarme porque era algo muy importante para ella. Pero eso también se desvaneció a la chingada.

Hasta aquí se puede decir que era un final digno para una primera novia formal, el pedo fue que me dejó por otro vato, supongo que la deslumbró que era mayor que yo y que ella, eso me pegó en el ego muy cabrón, eso me hizo sentir mal de verdad, algo nuevo para mi, no sabía cómo lidiar con esa frustración, e hice lo que cualquier ser pensante haría, primero algo muy sensato y prudente, ¡Le reclamé! Luego le rogué y me humillé, —Bueno eso creía, porque la verdadera humillación estaba en pañales, y para ese momento no sabía, ni tú, sino hasta ahorita que yo te lo cuente, que la verdadera vergüenza estaba en camino como bola de nieve— Luego le rogué más, también le lloré mucho más por teléfono, ¿Y como porque pinches no? Le solté esa carta bajo la manga de que me iba a matar porque ella era el amor de mi vida— Quiero pensar que es muy normal cuando crees querer a alguien a los catorce años— Seguramente era el ego todo puteado el que ciegamente me motivó para hacer tanta estupidez, porque las ganas de arrastrarme y dejar pedazos de dignidad no quedaron ahí.

De repente me llegó la iluminación, tenía un gran plan, excelente, no había fallas, todo era claro y sería la gran remontada algo así como ir perdiendo cuatro cero de visita y hacer el cinco cuatro a la revancha. Y si se piensa, se hace, era una misión sencilla y económica, no requería grandes inversiones, sólo un poco de tiempo a solas, un cassette virgen y silencio. La tarea era sencilla hacer una grabación con canciones y mi voz, ¿Qué podría salir mal? Había adquirido experiencia en cazar las canciones más "pegadoras" de la radio y grabarlas, pausando y omitiendo los comentarios de los locutores, sabía como domar las estaciones y ahí estaba yo una tarde, concentrado buscando las melodías precisas, las que iban hacer que esa mujer entrara en razón de que yo era la mejor opción y que me estaba perdiendo por su terquedad y soberbia, además entre cada canción estaría mi voz, con las palabras adecuadas, escogidas con sumo cuidado. de repente apareció la primera, "Recuérdame Bonito, Pepe Aguilar" entro al cassette sin falla, sin pausas y sin cortes, enseguida dije mis palabras, un discurso perfecto con mi voz grave, fuerte y clara, convincente, determinada empoderada, ahora ya solo faltaba el cierre, la cereza del pastel, era tarde y no aparecía la canción pero llegó entrada la noche en "Estéreo Joya", "Tatuajes de Joan Sebastian" por fin se logró, todo encajaba perfecto, el hecho de que la grabación hubiera salido perfecta, para mi era una gran señal, no había fallas, había descubierto lo que a la postre sería la vergüenza de muchos, había inventado sin saber y sin poder registrar la patente de los mensajes de voz, esos que hoy se mandan como si nada a media peda con una canción toda culera de fondo, yo en 1997 ya los había hecho realidad por primera vez.

Se entregó en mano, con una flor, en una caja de madera acompañado de una nota perfumada con esa esencia de moda llamada BRUT, algo solemne, digno de un gran plan, ella lo recibió y hubo otra señal, su cara, la expresión que en ese momento para mi fue una victoria, pero que ahora entiendo fue más de repulsión, sólo que la esperanza de que volviera era tan grande que vi cosas que no eran.
¿Qué pasó después?, ¡Nada! Solo el tiempo pasó, y pasó que esperé su llamada horas y días, y pasó la fiesta de quince años y pasó que mis padres fueron invitados, y pasó que no se solidarizaron con mi dolor y fueron, y además llevaron pastel a casa con detalles de la fiesta y lo hermosa que se veía la quinceañera, y pasó que también comí de ese pastel, era como si me comiera el orgullo y la frustración, y pasó, pasó el tiempo de la secundaria, de los amigos y las tareas interminables, y pasó la mejor época dónde me dio clases mi padre, y pasó el examen a la prepa, y pasó que logré entrar a la escuela que quería y mi mente de a poco se ocupó y justo el tiempo que pasó me dio la respuesta de que ese último esfuerzo de grabar un cassette pues fue un esfuerzo en vano, algo que no se debía hacer. Así debería terminar este relato, enterrado y muerto, más muerto que lo que pudo haber sentido por mi esa mujer. Pero si regresan al primer párrafo se darán cuenta que sin este final que sigue esto seria una historia común y no acostumbro escribir de cualquier vivencia, lo que va a continuación es lo más extraño y cruel y vergonzoso que alguna vez me tocó experimentar.

Dos años después, una tarde al regresar de la escuela, tocaron a mi puerta, un amigo me buscaba, una situación por demás extraña cuando vi de quien se trataba, había una relación cordial pues lo conocía desde la primaria, pero no imaginé para que iría a mi casa, era común que me buscaran para ser intermediario entre amigos y mi padre para conseguir que él quisiera dar una asesoría de matemáticas y pasar un examen o una tarea, eso creí que pediría cuando salí, me saludo y fue al grano, dijo te buscan, no te emputes pero quiere hablar contigo dale chance, y ahí estaba él, ese vato por el que aquella novia me había cambiado y la razón de este relato, y  por la cual me iba a matar y todo lo que ya he contado, una situación por demás incomoda, me quedé sin palabras, me daba curiosidad, morbo y hasta precaución pensar que era lo que diría, o que quería. Nervioso y un tanto impaciente me dio la mano, se presentó como si hiciera falta, yo lo conocía perfecto,  no hubo mas cordialidad ni palabras huecas lo soltó, me pidió disculpas por que él no sabía que ella aún andaba conmigo cuando se le declaró, lo supo después, aquella chica lo había botado también, no sé si por alguien más pero estaba muy ardido, la iba a acusar esa es la realidad, me dijo que se burlaba de mi, que habían leído mis cartas juntos porque ella se las había mostrado, hasta ahí era algo medianamente soportable y entendible, pero todo cambio a la chingada cuando menciono cierta cajita de madera una flor y un cassette, mis ojos se desorbitaron, mi mi corazón se aceleró sólo necesitaba y deseaba que la tierra se abriera y caer y desaparecer, sabía lo que venia a continuación, escucharon mi grabación juntos, según sus palabras ella se burló y lo presumió ante él, mi cassette mi última jugada para recuperarla había servido para hacerle el orgullo del tamaño de un estadio. Aquel tipo hizo su gracia, me dejó humillado y se fue.

Siempre me pregunté si lo había escuchado, después de días y cuando ya había pasado la angustia y la desesperación de haberla perdido mi consuelo era que no lo hubiera puesto a reproducir, que lo hubiera tirado, pues si era bastante incomodo y una mala idea, pero ese día no solo supe que sí lo escuchó y que obviamente no sirvió de nada sino que lo compartió con él, hasta antes de su visita yo veía aquella relación en su justa dimensión, entendí que tuvo un propósito y lo aceptaba sin rencores, ahora tenía un horizonte por descubrir ante mi, y este compa vino a amargar la tarde, me dio mucha vergüenza, si bien la grabación le fue muy incomoda, siendo objetivo y empático pues para mi también hubiera sido muy incomodo, terminar con alguien es algo difícil de decir y decidir, pero es entre dos, hay una confianza en la que asumes que el dolor de la otra persona se debe respetar, y aguantar hasta cierto punto y con un limite, es como cuando se intercambian nudes hoy en día, se debe respetar ese intercambio no se comparte con nadie más y se deben eliminar a su debido momento, pero es de dos, compartiste cosas, sueños, risas, se respeta no te burlas, no presumes con tus amigas como lo traes, no te burlas de su desesperación y de su angustia con tu nueva pareja.

Fue un gran enseñanza, hoy me puedo reír de ese hecho, la seguí cagando obviamente, pues hubo otras relaciones, más rupturas y madrazos al corazón es una carrera interminable y la verdad es que nunca se deja de aprender, pero en esos momentos en que te ves perdido y la otra persona te está arrancando de su vida y te das cuenta que para ella no es amor sino un tumor que se debe extirpar por necesidad, en ese justo momento el cerebro te da muchas ideas y opciones para cometer actos desesperados, son patadas de ahogado, como un ultimo intento de salvar lo perdido, creyendo que dichos actos harán entrar en razón al ser amado, y te dirá "¡Ahuevo!, el que te hayas inventado una novia nueva para darme celos y el hecho de que te quieras matar a la verga me han abierto los ojos, ¡Volvamos!, que estúpida estaba al dejarte ir, anda ¡Apréndete el vals en chinga que en una semana es la fiesta!" Estas tan desesperado que no entiendes que cada pendejada que haces pues la va hartando más y más.

Pero eso no se entiende tan fácil, hasta que haces la última, ¡La chingona! Tu cerebro te da ánimo; ¡Olvida las pendejadas anteriores! Te grita, todo esto a media depresión entre llantos y espasmos, y te hace creer que esa es la buena, es como adrenalina pura que entra a tu sistema y te mantiene ocupado y con una seguridad de que va a funcionar porque es tu ultima jugada, crees ver señales divinas en cualquier situación y ahí va tu resto, pero es tu restante de dignidad, igual que hace unos días que pude comprobar que aún me queda algo para andarla dejando en un bar a media noche, casi con una orden de restricción. Así que si por alguna razón estás pensando en entregar "un cassette", mejor no lo hagas ¿Ya pa qué?