sábado, 25 de noviembre de 2017

Irma

Irma

En la vida hay personas que se cruzan en nuestro camino y lo hacen mejor y más divertido, son parte de nuestros días, la magia está en que se ven poco pero cuando sucede, el tiempo pasa un poquito más lento y eso hace que este viaje valga la pena.

Eso es justo mi sentir con usted, me da mucha alegría y mucha emoción haber coincidido en este valle de lágrimas llamado vida, tengo muchos recuerdos muchas historias que la hacen parte importante de mis días, siento una profunda admiración por que es una mujer de las que ya no hay muchas, inteligente, íntegra, sensible, guapa, excelente madre, la mejor de las comadres – dicho por mi y avalado por mi Ceci—amiga incondicional, leal, muy alegre, --tanto, que se contagia-- con un profundo arraigo a sus raíces, tal vez y sin temor a errar uno de los corazones más nobles que existen.

Era mucha emoción cuando se sabía de una visita a su casa, ir a su hogar era un viaje increíble, porque seguro que sería un día de lo más agradable, tal vez son pocos pero eso no demerita el hecho de que fueron increíbles, la amabilidad desbordada, la hospitalidad tan generosa y ese sazón de hogar que se quedó muy grabado, hacen de esos días muchos y muy buenos recuerdos.

Está muy presente en mí, un fin de semana en que llegamos a visitarlos, muy temprano, enchiladas de desayuno, una delicia, las mejores sin duda, de niño se nos va en jugar pero eso no evitó que pusiera atención a los detalles esos que hacen la diferencia, recuerdo muy clarito el plan para la comida, mi padrino Hermilo dijo con mucha seguridad, caldo de pescado, lamento mucho no haber apuntado la receta porque sin duda es el mejor caldo de pescado que jamás he vuelto a probar. No exagero en decirle que ese fue uno de los fines de semana más agradables que pasé, las despedidas eran emotivas, después de una larga platica de adultos y de jugar tanto pues era inevitable, aún cuando era triste el regreso había algo que lo hacía único, en alguna parte del camino teníamos que tomar un transporte y justo era afuera de una panadería enorme, dónde mis padres aprovechaban y se hacían de unas conchas y leche LALA, que en esos días era tan raro encontrarla que resultaba ser una verdadera delicia llegar a casa y ver ese envase de leche con letritas color naranja y azul en la mesa, morder el pan y saber que de no haber ido a visitarlos no tendríamos ese pequeño placer.

También tengo tristezas y tragos amargos, cosas que me hacen mucho ruido aún hoy. Un fin de semana no pude ir a visitarlos junto con mis padres, lo lamenté mucho pues nunca imaginé que debía estar ahí porque iba a ser la última vez en donde se vería a mi padrino, alegre y tan desprendido como siempre, por el simple hecho de que mi familia los visitaba, tanto me pesó que al fin de semana siguiente decidí ir yo solo a visitarlos y es aquí dónde más pienso en que el destino me gritaba e impulsaba a hacerlo, no lo entendí sino hasta una semana después que en realidad me fui a despedir de él.

Madrina espero de corazón que la vida nos siga permitiendo hacer más historias y más anécdotas, más risas que tristezas, más abrazos y más buenos momentos. La admiro desde siempre, la admiro por lo que mi madre cuenta de usted de antes, de cómo se conocieron de cómo se abrió camino y la admiro desde que la recuerdo y no quería dejar pasar el tiempo sin que lo supiera, y lo hago de la mejor manera que sé.





miércoles, 22 de noviembre de 2017

Compartiendo Penas

A veces compartir las penas es mejor, tal vez pasé más rápido...
--Papá, David ya sabe que estoy enamorada de él, pero él está enamorado de Nora, pero Nora está enamorada de alguien más.
--Vale, mi amor no pasa nada, ese vato se lo pierde, tú te lo ahorras y seguro y alguien más se lo ganará...
--No papá, no se lo tiene porque perder, él puede ser mi amigo, aunque me guste eso no cambia nada...
Su respuesta me dejó sorprendido, todo esto mientras ella cantaba con mucho sentimiento unas letras algo llegadoras y al preguntarle a quién se la dedica, francamente esperaba que me dijera que a David, pero sólo sonrió y me dijo... al amor papá se la dedico al amor...
Agradezco infinitamente la confianza y la comunicación, mi niña y yo podemos hablar de cualquier tema, y lo hace con mucha soltura, recuerdo cuando estuve en su lugar y mi madre me gritó "primero aprenda a limpiarse bien la cola, escuincle tarugo" fue una tarde de verano cuando mi hermano encontró en uno de mis cuadernos de la primaría una notita que decía Kenia y Saúl, y fue de chismoso con mi mamá y aún cuando ya me limpiaba súper bien, jamás pude tener una apertura en ese tipo de temas.
así pues, las penas compartidas siempre se hacen menos.

Cuál es su recuerdo más viejo?...

El mío es está ligado al olor a yodo no sé por qué pero cada que estoy cerca de ese aroma me transporto a ese recuerdo, y aunque está en penumbras y medio cortado, sé que sí pasó, en ese pasaje estoy con mis abuelos y mi madre, hay otras personas, mis tías tal vez, estamos saliendo de un predio algo oscuro con un patio y jardín algo extensos, las bardas son de ladrillo rojo y un portón negro se abre para darnos salida, vamos en un auto muy amplio, sé que es la casa de un doctor y que su consultorio está ahí mismo, es una noche muy oscura, a quién atendieron? no lo sé, tal vez a mi o a mi abuela, pero había un olor a yodo muy penetrante y eso me hizo anclar el recuerdo para siempre. Años más tarde en las historias de la familia hay muchos momentos en que mencionan al doctor Germán, un amigo de la familia que los atendió siempre, un excelente tipo y muy buena gente, al perecer comía en casa de los abuelos de vez en vez, estuvo en muchas urgencias e incluso cuando los últimos días de mi bisabuela, un par de años antes de que yo naciera, él fue quién de alguna manera le dio consuelo a mi abuelo y le explicó de una manera más humana que científica, lo que su mamá estaba padeciendo. Es por esto que estoy seguro que mi recuerdo más viejo es justo de una visita al doctor Germán, y aunque no lo conocí o no lo recuerdo, le mando bendiciones en donde quiera que se encuentre.