martes, 6 de septiembre de 2022

El día en que mi mamá decidió ser mamá

Hubo un tiempo en que éste pasaba lento… muy lento… los días eran largos, los años eternos y las navidades que probablemente era mi época favorita, dilataban un chingo en aparecer en el horizonte del fin de año… Un presidente duraba seis años en ser cambiado, para mi eso representaba una eternidad, era mi escala para determinar un chingo de años pues es la cantidad de grados insufribles que duró mi educación primaria que se me hizo y sigue siendo una maldita eternidad… Hoy los días, meses y años se van tan rápido que no me doy cuenta, si me hubieran platicado las cosas que vería juro que no lo creería… cuando niño escuché mentar mil veces a dos Fideles, uno el dirigente cubano y otro dirigente eterno y etéreo de una confederación de trabajadores, había muchas bromas y caricaturas políticas de ambos como fósiles de la historia diaria, pues ya me toco saber de la muerte de ambos. Mucho se hablaba de una tercera Guerra Mundial, y que sería de consecuencias devastadoras así que cuando la Guerra del Golfo sufrí y me dio un terror saber que pronto acabaría nuestro mundo… — tal Vez Terminator 2 tuvo algo que ver—, obvio no pasó, peeeeero que tal la muerte de Colosio, tsss a mi edad fue un madrazo, sin querer y sin buscarlo mi papá estaba siempre al pendiente de las noticias, lo recuerdo viéndolas en TV por las noches, —Decía que Lolita Ayala era su novia, ¡Ja, ja, ja, ja, ja!— O en el radio antes de iniciar el día y hasta los sábados con su periódico, así, aunque no lo buscará pues había noticias por doquier, cómo el día en que murió Cantinflas, las veces que vino el Papa a México, o ver perder unas elecciones al PRI, eso si jamás lo hubiera firmado, sin embargo me tocó verlo y tristemente también me tocó verlo regresar al poder y luego irse aparentemente y maldita sea lo vi regresar de nuevo pero vestido de guinda y en su versión de los setentas, la más pinches rancia.
Logré aún ver y poner uno que otro disco de acetato, también, gracias a una pluma insertada en un cassette, recorrí y puse una y mil veces esa maldita canción que me hacía recordar a una niña de secundaria… —Pondría su nombre pero no quiero avergonzarla—
Fui testigo del cambio de varios Pontífices en tan poco tiempo que es extraño, incluso vi renunciar a uno ja ja ja, eso, eso si es inaudito…  Vi en TV la caída de las torres gemelas…  Me tocó sentir un temblor devastador en el mismo día de aniversario del gran terremoto del 85, como si se tratara de una maldita broma de mal gusto. ¡Una pandemia! Dios de bondad, eso está sucediendo ahora mismo y aún no comprendemos del todo las consecuencias y todos los estragos que dejará. No me ha tocado ver a México destacar en un mundial y francamente eso si creo que nunca lo veré. Pero si he visto las mejores series de TV y las peores y las caricaturas más emocionantes, y fui a un festival de música y creo que es el único y fue la mejor noche de mi vida, He visto cómo los dispositivos de almacenamiento de información cada día son más diminutos, me toco estar toda la noche descargando una sola canción en NAPSTER… vi nacer y vi morir al messenger, al HI5 y cómo WhatsApp, Facebook e Instagram ganaron terreno y parecen inmortales, jugué Atari y Mario Bross, fui de los primero en buscar trabajo en OCC, — y encontrarlo claro, nunca use el periódico para ese fin— Un cambio de horario, los nuevos pesos. 
Y tristemente veo cómo los móviles se van apoderando cada día más y más de nuestra voluntad. Sin duda que ha sido una gran aventura por que me crucé en el camino contigo que lees esto y eso lo agradezco de corazón, aún creo fielmente que nadie se nos aparece en nuestro andar así nomás por casualidad y hoy que mi Ceci está cumpliendo sus primeros cuarenta años de que decidió ser mi madre —Eso solo lo podrá decir el hijo mayor— Y de paso y muy desapercibidamente pues es mi cumpleaños, espero que la vida me siga sorprendiendo con más cosas chingonas e increíbles, que mi capacidad de asombro no desaparezca, que aprenda muchas cosas cada día, quiero ser un mejor padre, un mejor hijo, un mejor hermano, una mejor pareja; un mejor ser humano, empático y solidario — Ya nomás que me pinches recupere de la patita y la manita—.