lunes, 6 de septiembre de 2021

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He guardo tantas frases de canciones como si eso le fuera a dar algún sentido a mis días, he redactado en mi mente cartas, mensajes y grandes historias pero cuando las he querido sacar de ahí, la mejor parte ya le he olvidado, no puedo dejar mis rutinas destructivas, esas que involucran más allá de mis fuerzas y ahogo en tazas de cafe los pretextos que me he inventado y que ahora me sobran para seguir haciéndolo...

Hoy veo que después de treinta y nueve años mi vida se convirtió en un montón de referencias que a muchos no les dice nada y que a la mayoría debería importarles poco, pero así soy yo y mi cabeza; una especie de alhajero polvoso que guarda muchas cosas en su mayoría inútiles, pero entre tanto hay cositas valiosas, muchas historias propias y ajenas, nombres, muchos nombres, miles de rostros conocidos y otros tantos envueltos en un poco de amnesia; también guarda fechas, sabores y aromas de cosas; de alimentos pero principalmente de personas que de vez en vez vuelven para recordarme que sí pasó eso que de repente pareciera fue un sueño o una pesadilla.

¿En dónde cabe tanto? ¿En qué momento hicieron nido en mi cabeza tantas cosas? Sin pedir permiso armaron su casa de verano y no hallarán salida de emergencia ni olvido ante una memoria única, especial, terca y muy intensa alimentada con una guía única de lugares y la constelación de tus lunares en esas nalgas, y el aroma de tus ausencias; una mente malcriada con música de todo género, fotografías, barajas, el humo de la marihuana; el vino que bebo mientras escribo y leo y releo y borro y reescribo estas mismas líneas; una mente aderezada con libros, hartos libros, de Ibargüengoitia de Cortázar, de Rulfo; de García Márquez, Benedetti, Fante o Murakami y que en lugar de ir desechando aunque sea algo, mi cajita desvencijada atesora más fechas; más aromas y más de todo; dice ella y con toda la razón que soy un acumulador de basura emocional, y además con muchos apegos y que esa maldita combinación es mala consejera.

Pero ese soy yo, ¡Así soy yo! y aunque he querido ser más como ella, simplemente no puedo, ese cúmulo de actividades, malas mañas y cualidades es lo que hace que yo sea yo, esa es mi vida, atrapar ideas, soñar despierto, pedir deseos, conciliar y negociar, hablar dormido y de vez en vez, cuando estoy de suerte conectar profunda y verdaderamente con ella que la conozco tan bien que la siento, ya no la pienso, la siento porque aún cuando he estado lejos sin verla sé y siento cuando algo le aprieta y le apachurra el corazón o el alma.

Aunque quisiera ser otro para complacerla no puedo faltar a mi esencia, dejaría de ser yo. Estoy seguro que lo poco o mucho que me quede en este mundo, si puedo ser un mejor padre, un mejor hijo; un mejor ser humano o una buena influencia para los que rodeo y para quienes me rodean me daré por bien vivido.

Feliz cumpleaños para mí...