sábado, 21 de enero de 2017

Uno no escoge a sus parientes

Dicen que los primos son los primeros y verdaderos amigos que uno tiene y es verdad yo tuve a los mejores, hubo unos que frecuenté poco, otros a los que les exprimí aventuras y chingo de alegrías y también compartí penas —sobre todo de amor— , unos cuantos más que durante un tiempo hasta vivieron en mi casa.

Por alguna razón antropológica, cultural, tradicional  —es más creo que está en la constitución—  uno siempre se vuelca hacía la familia materna, —excepto la familia de mi hermano, ellos son extranjeros, creo que son de Neza— las navidades se festejan en casa de la abuela materna, si hay pedo se corre a casa de la abuela materna, si hay algo que celebrar, también se jala con la abuela materna, si hay algo que partir pues igual con los abuelos maternos, la frecuencia de visita es mayor en comparación con la parte del padre, y no es cuestión de que sean mejores es una cuestión que desconozco, repito creo que hasta en la constitución viene estipulado. Yo siempre he presumido que me toco la mejor de las suertes con la familia de mi padre, es la gente más neta, más leal y solidaria que conozco, y los primos que ahí encontré me enseñaron el valor de tener una familia, de respetarla y de arremangarse cuando se necesita ayudar hasta par la mínima cosa.

Sin embargo la vida o la constitución o más bien lo atercada que es mi madre, hicieron que me relacionara más con los salvajes de sus sobrinos,y para que eso pasara mis abuelos se encargaron de armar un desmadre chingón y es que sólo echen cuentas; tengo siete tías y dos tíos —unos más que fallecieron de bebés el tío Ramón y las Gemelas, que si no, quién sabe cuantos más— ; en promedio cada uno procreó 3.5 hijos —si así es, y es por eso que tengo unas cuantas primas muy chaparritas— si bien no nacimos todos al mismo tiempo, hay un punto en que la edad de la punzada entra con madre en la generación, y así pasó con nosotros, yo me acomodé muy chingón con los Velázquez, desde el más grandote hasta el más pequeño —cuenta la leyenda que este vato es un guerrero, que cuando llegó a este mundo, en verdad no lo esperaban pero el es un semi Dios pues al nacer lo primero que hizo fue entregarle a su mamá el DIU que traía en la mano izquierda y lo hizo en señal de ofrenda y como testimonio de que libraría cualquier obstáculo que se le atravesara—  Y  aunque las Mendoza, las Cruz y las Soto también tienen lo suyo, porque siempre me han procurado hasta la fecha, pues son niñas, lo cavernícola gana y fueron los Velazquez los que me encaminaron y guiaron por hacia un mundo hasta entonces desconocido, para bien o para mal fueron como los hermanos mayores que nunca tuve, seguro estoy que los primeros restos de bebidas alcohólicas que me empiné  —vasos con restos de cubas hechas con Pepsi y brandy Don Pedro, son los años ochenta, es lo que se acostumbraba— fueron de la mano de ellos, mientras jugábamos escondidas, correteadas o lo que chingados se nos viniera en gana, de ellos descubrí que esas botellas de chupe, escondían una canica o una pirinola, y que la obtenías estrellando con fuerza dicho frasco en la banqueta, también fueron ellos los que me demostraron con hechos que los Reyes Magos no existen, cuando el moreno me llevó al ropero de su mamá y expuso el manubrio de un triciclo apache que mis tíos con poca pericia habían sepultado entre sus prendas. Hubo un breve tiempo en que la mayoría de mis primos por no decir que todos coincidimos a la hora de jugar y hacer desmadres y me tocó vivirlo y se que aunque mis primas las Mendoza ya andaban besuqueandose y a dos de fugarse de su casa, aún las pude disfrutar en un zapatito blanco zapatito azul —y aquí me detuve porque mis propias palabras me hicieron perder la calma y las lágrimas me impidieron ver y concentrarme—

También fue de la mano de algún Velázquez o de varios que vi mi primer revista pornográfica, a POLO-POLO lo conocí por el mayor de ellos, mi primer viaje fueras de la ciudad fue con el mediano y es que esta sub raza de primos en sus mejores días fueron una suerte de desmadre incontrolable, por si solos tienen mil aventuras increíbles que van desde lo más dramático hasta lo más hilarante, pasando por corretizas, madrizas a media calle, aventuras amorosas y un sin fin de etcéteras con todos los matices que gusten, — si conocen la serie de TV de los 90’s Malcolm el de en medio, pues son ellos— Recuerdo una muy chingona, la tía Fabi, su madre, los envío a mi casa para que mi papá les diera una suerte de curso de verano, en esas andaban, aprendiendo y repasando las tablas y las operaciones básicas cuando pidieron un descanso y aprovechando el lugar —yo era el primo que vivía en el campo, el pariente rural de pueblo, la casa de mis padres estuvo sola en un terreno muy grande y así duro años antes de que llegara el primer vecino—  corrieron y jugaron por el campo como Heidi sólo que sin montañas ni cabras pero si con una resortera al cuello cada uno, todo iba en juegos y correr pero como ya dije, estos cabrones son unos salvajes y en un segundo después de hacerle "bolita" al moreno entre sus hermanos él tenía el mango de una resortera ensartado en la garganta haciéndole cosquillas por dentro y creo que también le hizo pomada las anginas, lo bueno que mi papá es muy calmado y posee una inteligencia emocional super dotada y pudo controlar la situación salvando a mi primo de morir ahogado con su sangre.

Alguna vez los Bolaños vivieron en casa, al igual el el Badillo mayor, incluso una de las Mendoza también paso tiempo bajo el mandato de mi mamá y sí con los primeros me madree y me pelee también me divertí mucho, me la pasé chido cada uno en su tiempo, con el Badillo mi mamá nos atoró con una revista Play Boy en mano y nos puso parejos, bueno más a el porque es mayor y me andaba sonsacando, el Bolaños mayor y yo nos pusimos unas pedotas y también casi perdemos la cordura por una güera pero no pasó nada, y también nos atoró mi mamá, — no es que hayamos sido muy brutos, más bien mi madre tiene un sexto sentido, un súper poder y contra eso hay poco que hacer—  en el tiempo que todos y cada uno pasaron en mi casa espero que hayan encontrado eso que sea qua anduvieran buscando, gracias por haber enriquecido mis días y mis noches.


Me llevaría una vida hablar de todas las aventuras con ellos, pero muchas me las quedo para mi y mis recuerdos. De esa generación hermosa de mis primos la mayoría ya son padres hay algunos que ya son abuelos, y también tristemente unos ya no están, otros se apartaron a otros nos los apartaron, pero por siempre seremos primos aunque sea en el corazón; al menos en el mío, y si les falta los invito a pasar por ahí, ahí siempre habrá espacio para todos.

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