martes, 2 de julio de 2019

Fabiola

He pensado y pensado mucho para escribirte esto, y te advierto desde ahora que vas a llorar con mis palabras, no hay que ser adivino y eso lo sé porque hay mucho que nos conecta, nos une y nos hace a fines además de la sangre, son muchas historias, anécdotas discusiones, disgustos, risas y lágrimas compartidas que es casi imposible tratar de resumir tanto en tan poco.

Lo haré sencillo, no quiero dejar pasar más tiempo sin que sepas lo importante que has sido en mi vida, uno no escoge a sus parientes pero te aseguro que si en otra vida tuviera la oportunidad no dudaría en exigir que tú fueras mi tía, por muchas razones pero principalmente por esa capacidad tan tuya de dar sin que te pese.

Eres sensible eres frágil pero sólo en apariencia, la realidad es que esa característica tan tuya es una pantalla un mero detalle que Dios te otorgó como sello, más bien es un súper poder, una gran habilidad que tienes entre muchas --Saber cocinar el mejor arroz es otro ejemplo te queda tan chingón y delicioso grano por grano que no está apelmazado, eso no cualquiera-- Alguien que se sabe tantas peladeces y groserías como tú, que las suelta tan fácil y que llora a la primer provocación, todo eso hace que las penas se enjuaguen y ayuda a que no guardes sentimientos ni rencores, la vida me ha enseñado que cuando uno no suelta las penas ni los corajes, ya sea llorando o mentando madres, éstos se acumulan y te hacen enfermar de cosas incurables.

Te quiero compartir algunos recuerdos viejos, creo que tengo esa capacidad y así cómo tú moqueas y lagrimeas a la primera y es tu sello personal, yo tengo la capacidad de recordar cosas de cuando era pequeño, aunque algunos son recuerdos vagos y en mi cabeza están entre penumbras y medio borrosos, sé que pasaron no tengo duda de ello. De ti tengo varios unos claros y otros no tanto, pero hay un par muy especiales que te compartiré, este con el que comenzaré tal vez sea de lo primero que tengo registro de ti, puede ser un hecho insignificante pero se quedó en mi cabeza y no se fue nunca...

Era una tarde de calor intenso en casa de Mamá Chavela, mi madre estaba ahí, platicaban de algo al mismo tiempo que Chavelita echaba mano de su maquina de coser tan escandalosa, yo jugaba en el patio junto a los nopales enormes, en eso alguien tocó el portón de la calle, con muy poca paciencia, muy insistentemente, algo decía pero no entendí por lo ruidoso de sus toquidos, llevaba una urgencia, iba mucha con prisa, yo había aprendido a que no se debía abrir la puerta a nadie sin que dijera quién era, y eso pregunté, ¿¿Quién es??, y eras tú que con un lenguaje poco apropiado pero muy florido amenazaste con darme un coscorrón si no te habría de inmediato, obviamente después de ese diálogo tan impactante decidí abrir la puerta y ahí estabas te recuerdo muy bien con una cara de pocos amigos tus lentes grandes de pasta, una blusa blanca, una falda negra larga, bolsa y tacones del mismo color y con mucha prisa por llegar al baño, por eso entendí tan poca paciencia de tu parte.

He aprendido mucho de ti, y de mis otras tías, gracias a ustedes y en especial a tu ejemplo he sabido cómo ser  padre como ser un buen hermano pero sobre todo como ser un buen tío, amo a mis sobrinos, soy un consentidor, un complice con ellos, los cuido y los escucho, me cuentan cosas que ni a sus padres,  hago que el tiempo, poco o mucho que pasen conmigo no se les olvide, y es gracias a que yo recibí eso de ti, muchas veces, recuerdo que me recibiste en tu casa casi cada vez que había vacaciones, recuerdo que cociné muchas veces por ti, que hubo un tiempo en que tenías invitaciones a fiestas cada semana y yo me iba de colado, fueron unos grandes días, me diste a los mejores primos que pude haber pedido.

Te quiero compartir algo, algo importante una lección que me hizo entender muchas cosas, de como un día mi familia creció mucho, de cómo se hicieron muchas familias, compartimos mucho, todos juntos en bola y de repente una noche de navidad me di cuenta a la mala el dolor de ver a la familia crecer tanto y tan de repente y lo vi en los ojos de Mamá Chavela ese 24 se organizaron otras cenas, a su casa ya no llegaron todos como había sido la costumbre, el problema es que nadie le aviso, ella hizo su pozole, sus buñuelos como cada año y solo unos cuanto estuvimos ahí, recuerdo muy bien ese día porque la emoción de una navidad movida y divertida y siendo ya no tan niño me llevó a dejar la casa de la abuela e irme pronto contigo que prometías una gran fiesta con música y buen desmadre, hay momentos como ese en que uno desprecia la compañía e incluso los sentimientos de las personas que más ama, no imaginé que entrada la noche mi abuela llegaría a tu casa, me toco verla entrar, escuché que toco lenta y pausada pero fuerte, la música era escandalosa así que se tenía que hacer escuchar, alguien le abrió, no se quién y tampoco me importa lo siguiente me dejó helado y hasta hoy es un recuerdo que no me deja en paz por la culpa, ella lloraba pero no derrotada, ni triste, tampoco deprimida, eran lágrimas gruesas de una mujer fuerte pero desilusionada, decepcionada, y así con su calma y su paz pero fuerte y con la voz entrecortada dijo, todos los años van a la casa ¿ahora por que no? Los estuve esperando, tengo mi pozole hecho. No recuerdo qué pasó después solo un abrazo de alguien el apapacho y una explicación a medias y tan forzada que no la convenció para nada, hoy entiendo con cierta amargura que todo esto es parte de la vida, así es en todas las familias, así como tu lloras para liberarte yo escribo para exactamente lo mismo.

Espero que las lágrimas te dejen leer esta ultima parte, es el recuerdo más borroso que tengo de ti, pero también el más preciado, es de mis días en el hospital cuando enfermé y quedé casí un mes, todos me dicen que lloraba y no podía dejar de hacerlo y que cuando me visitaban era muy difícil la despedida pues el llanto se hacía mas fuerte pidiendo irme con quien me hubiera ido a ver, pienso que fueron días tan traumantes que me hace recordarlos aún, y ahí estas tú en una de esas memorias, te recuerdo con lagrima y moco tendido tu afuera de una cuna y yo entre barrotes tratando de ponerme en pie, sin poder lograrlo, te agradezco tu tiempo y tus lagrimas y la fuerza del corazón por haber ido a verme, por haber estado al pendiente.

Te amo mi Yola, y te repito si en otra vida puedo escoger sin dudarlo te volvería a elegir como mi pariente,  por muchas tantas cosas eres mi tia favorita, --Solo no se los digas a las demás no quiero disgustos y malos entendidos, esto queda entre tú y yo--

Te quiero libre, te quiero feliz, te quiero siempre viva.