martes, 30 de julio de 2019

Una nueva del transporte público

Los años han pasado, las formas de transportarse se han vuelto tantas y tan diversas que jamás me hubiera imaginado que llegaría el momento de ver a gente en patines del diablo motorizados para llegar a su trabajo, o desbloqueando bicicletas a media calle por medio de una app. Ahora pides un viaje desde el móvil y listo, puedes echar la fiesta hasta que se te inflame. Incluso puedes pedirle uno de estos viajes a alguien más y hacer que llegue a ti en medio de la noche, con un simple "¿ontas y por qué ya no veo tu foto del guats"?

En fin, todo este choro para poner un poquito de contexto a mi nueva aventura en el transporte público de esta contaminada CDMX. En esta oleada de nuevas formas de transportarse a través de aplicaciones para celulares, actualmente tenemos acceso a algo así como un microbús colectivo. Descargas la APP correspondiente, registras tus datos y un método de pago, los envías, éstos son revisados y en segundos puedes elegir una de las varias rutas Godín, porque principalmente son para ir o regresar de tu trabajo. Hay varias y con diversos horarios. Es increíble y sobre todo es cómodo, mucho más cómodo que las latas llamadas taxis de la muerte, conducidas por una especie bárbara y muy falta de poca madre.

A últimas fechas se les ocurrió que es muy buena idea meter a siete personas en un vehículo. Lograron esto mal acondicionando una tercera fila de asientos en lo que debería ser la cajuela, donde el único que va cómodo es el chofer, porque el copiloto va embarrado en el tablero para hacer espacio a los de la segunda fila. El que le toque ir detrás del conductor llega sin poder estirar las rodillas a su destino, pues el chófer tiene su asiento recorrido hasta el tope, casi a medio auto. El resto va como sardina y todos juntos viajando a gran velocidad, desafiando a la física.

Bueno... ¿Qué pasó? Casi nada, como les mencioné, experimentaba en esta plataforma nueva y reservé mi viaje. Saldría desde Mordor Godín en Santa Fe a las 6:15 pm con dirección al metro Mixcoac. Por ser uno de los primeros viajes que hacía en ese servicio, costó la mitad del precio habitual. Estaba chido el plan, todo pintaba muy adecuado para ese viernes lluvioso. Solo debía llegar cinco minutos antes de la hora y listo. Así lo hice. En el lugar había varias camionetas de la aplicación. Presenté mi contraseña desde el celular. Estaban dos encargados: un chofer responsable y un practicante o algo así, porque el chofer le explicaba todo el proceso y lo que debía hacer con la aplicación desde el celular. Pues bien, me revisó la contraseña y me dio acceso a la unidad. Elegí mi lugar, puse mi música, me coloqué mis audífonos y me olvidé de todo. Y ahí iba, pensando en todo y nada. De repente, cuando ya dejamos Mordor, el transporte tomó una ruta que desconocí. Estaba en el segundo piso del periférico a la altura de San Jerónimo, y por un momento creí que era una ruta alterna. Pero chale, cuando vi que ya íbamos por TV Azteca, caí en cuenta de que algo no estaba bien. Le consulté a la chica que iba a mi lado y me dijo algo que era obvio, la chingadera esa no iba para Mixcoac, iba para una estación del metro llamada Periférico Oriente en Tláhuac. ¡Santa Puta Madre! En mi vida había ido hacia aquel lado de esta caótica ciudad. Desde luego que le reclamé al chofer y a su achichincle. No supieron ni qué decir, se miraron el uno al otro y no sabían ni qué pedo. De repente, el chofer le reclama al no chofer: "¿Qué no lo revisaste?" Y el monito subnormal dijo: "Pues sí". Y el chofer: "¿Entonces?" Y el otro: "Pos no sé". Y entre los dos: "Pos a dónde ibas?".... "Hijoles, si quieres te dejamos aquí", justo íbamos pasando a la altura del Liverpool de Perisur. Nomás lo vi como diciendo: "MAMES, ¿Brinco del segundo piso o qué pedo?" Corrigió y puntualizó que me podía dejar en la Glorieta de Vaqueritos, o sea, en la entrada a Xochimilco. Decidí jugarle a turista y me fui a conocer Tláhuac de noche. ¿Qué madres iba yo a hacer en Xochi a esa hora? Solo que aún faltaba un chiiiiiiiiiiingo para llegar. No es mame, cruzamos y cruzamos colonias y colonias, unas feas, otras peores, baldíos, basureros y más colonias y cuadras y cuadras. De más está decir que llegué muy pero muy tarde a mi destino. Eso sí, presenté una queja en el chat de la plataforma, y como tuve un chingo de tiempo desde Perisur hasta que bajé, pues me descosí con quejas y argumentos de ¿Qué pedo con la seguridad? y ¿Cómo es posible? Y lo otro y esto y aquello, y sin pedirlo, es más, sin esperarlo, me reembolsaron el viaje y me dieron bonos extras para otras reservas que hiciera en el futuro. Total, que la estación Periférico Oriente de la línea dorada, creo que no está en Tláhuac, así que ni lo conocí.


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