viernes, 23 de febrero de 2024

"¡VRGA!"

Imagina qua ya estás por terminar la semana, que solo quieres pasar un momento de calidad con la luz de tus ojos, entonces decides ir al parque con tu pequeña hijita a darle una buena zaradeada en los columpios, corretearla un poquito y después ir por unas paletitas heladas y así disfrutar de la tarde pero principalmente disfrutar de su inocente sonrisa. Pues así lo hice, no solo los columpios, con ella no hay plan que sea efectivo, a pesar de que hacía un calor insoportable busqué el lado más sombreado de los juegos y fui juez de sus nuevos pases de baile, cantamos una canción y le pregunté ¿qué había sido lo más asombroso que había visto ese día?, dijo —Tú crees que David se comió sus mocos, casi vomito cuando lo vi. Sonrió y después se colgó del pasamanos con una habilidad envidiable, otro ratito de correr y ya cansados más yo que ella, la persuadí para ir por unas paletas de hielo y ahí estábamos comiendo una paleta helada cada quien ella disfrutaba una de limón y yo de una "sabor rojo" entre el ruido de chamacos corriendo y gritando, de repente mi pequeñita dejo de sorber su postre por un segundo, se me quedó viendo con su carita de yo no fui incluyendo su miradita hermosa toda tierna y de la nada me pregunta: papá ¿Qué es verga? lo soltó así en seco sin avisar sin más, de la manera más genuina e inocente, una pregunta muy cabrona pero ella no sabía que me estaba metiendo en un problema solo me miro y siguió en lo suyo sorbiendo y dejando sin color su paleta helada de limón. 

¡VERGA! se me congeló el cerebro, nunca imaginé que a sus cuatro añitos pasaría de preguntar ¿Por qué el cielo es azul? a eso tan cabrón, en ese momento, en un segundo se me pasmó la rata, todo lo hermoso del parque, el poquito viento pero bien reconfortante que nos pegaba en la cara se detuvo, parecía como si alguein hubiera apagado el ruido de fondo y todo fue silencio incómodo, se me atragantó la paletita y pasé aceite con esa pregunta. Uno no está preparado para recibir estos pases y tirar al gol, si fuera esa analogía seguramente lo más sencillo hubiera sido prender la bola como venía y patearla a donde topara, o sea regañarla y decirle que eso no se debe decir nunca y voltearle la carita de un cachetadón aunque después ella tuviera que cenar por la nuca, pero no, ese pase era perfecto, bajé el balón lo controlé y después tiré al ángulo... —Si fue gol o no ya lo decidirás tú después de terminar de leerme— 

Por la cabeza me pasaron muchas cosas lo principal era indagar ¿Dónde lo había escuchado? Me aterrorizó pensar en que podría estar en una situación de abuso, entonces con mucho cuidado y serenidad le pregunté ¿Dónde lo haz escuchado mi amor? ¿Quién te lo dijo? —Su respuesta fue algo reveladora por decirlo menos, honesta, directa y sin temor a nada, —Tú la dices mucho, y mi mamá también y hasta mis tíos, se mandan a la verga entonces yo quiero saber ¿qué es verga?
¡VERGA! otra vez. Tal parecía que esa tarde Vale, tenía la misión de ponerme a prueba y replantearme si en verdad estaba capacitado para ser papá, o sea si bien no hay un manual para estas cosas, también tampoco se puede criar una bebe en medio de un ambiente tan pelado. La realidad es que nadie te enseña que hacer en estos casos, bien pude ignorarla o distraerla para hacer menos incómodo el momento; bien pude haber dicho cualquier cosa pero tengo la convicción de no inventarle respuestas, si sé lo que pregunta le respondo, si no lo sé se lo hago saber sin miedo y le digo que lo voy a averiguar y ya está no pasa nada. Siempre ha sido así, así cuando crezca sabrá que su papá no lo sabía todo pero también tampoco nunca le inventó cosas con tal de convivir ye querer quedar como un chingón sabelotodo. Pero lo que respondí siempre fue la neta sin pelos en la lengua. Mi propósito es guiarla y tratar de generar un espacio de confianza y no minimizar sus dudas o sus miedos ni mucho menos sus logros por pequeñitos que pudieran parecer, entonces le di la más honesta y clara de las respuestas, así tal cual la definición de la palabra y no es que me la sepa de memoria, no soy enciclopedia, formulé mi respuesta después de ver la "güiquipedia" en chinga, al final eso no era lo importante, lo importante vino enseguida, con la definición clara en la mesa y ya que Vale y yo habíamos desbloqueado un nuevo nivel de confianza le expliqué los usos y el impacto de usar esa palabra en su entorno, con su familia, en su escuela en general en este país, intentaba no ser incongruente, es una grosería así se le conoce y sí, yo hablo y me expreso con muchas groserías, esa y un chingo más, desde que me acuerdo siempre ha sido así; que antes fuera más o menos recatado o me controlara cuando vivía con mis padres es diferente, pero vaya siempre he estado rodeado de personas que se expresaban con muchas palabrotas, mi abuelo decía un chingo, mi mamá se sabe las chidas, mi bisabuela ooooots no se diga, la tía Yola cuando los salvajes de mis primos le crispaban los nervios les gritaba antes de llorar " A ver jijos de su puta madre" era muy gracioso.
Tal vez en la familia de mi papá siempre han sido mucho más reservados para ese tema, no los recuerdo nunca tan efusivos haciendo uso de las groserías más que de manera divertida para darle ese toque chido a una plática y no más y ahí en medio quedé yo, entonces decidí ponerme reglas sencillas pero bien efectivas, partiendo del principio sublime de que las palabras se hicieron para ser usadas y no censuradas y de que no hay malas palabras sino malas personas, entonces decidí que iba a expresarme con groserías para hacer más chingona una plática, nunca para una discusión acalorada o un tema demasiado serio o sensible y mucho menos con alguien que quiero y aprecio. 

Y eso fue lo que le expliqué a mi Valentina curiosa, obviamente de manera mucho más sencilla pero igual de efectiva, solo agregué que nunca use groserías para referirse a ella misma, que no se insulte. Fue muy fuerte enfrentarme a la realidad, yo creía que era mesurado con mis expresiones, cuando nunca fue así, tal vez desde que ella se acuerda ya me conoció así para ella siempre ha sido muy normal escucharme hablar de la forma en que lo hago, si está bien o no, no lo sé solo sé que trato de ser lo más congruente posible al final es muy liberador mandar a la chingada algo que nos incomoda o simplemente hablar en completa libertad pero siempre con respeto.



 

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