lunes, 11 de diciembre de 2023

Mi Guerrero Ikal...

Si hay algo en esta vida que amo con todo mi corazón es beber café y comer; me encanta probar de todo y si hay algo que odie con todo mi ser, es un mal café y desperdiciar mi hambre en algo que no esté delicioso. Entonces, por suerte apareció este lugar de mis hermanos @Lalix, @Saner y el guerrero Ikal. Ellos sí que supieron fusionar el arte, la cocina y el buen café un templo único.


Por ahí se dice que las grandes cadenas de café no venden precisamente café ni mucho menos está bueno, venden la experiencia, pero en este lugar, va todo incluido magistralmente: una sofisticada experiencia, una sazón espectacular que explora los sabores de México y el mejor café de la ciudad grano por grano. Gracias a mis amigos por la oportunidad de haber conocido y experimentado este templo antes que nadie. Si bien está inspirado en el arte de mi carnalito SANER, también estoy seguro de que el toque elegante y de buen gusto de Lalix está en cada rincón de este espacio, con detalles que hacen de la visita una experiencia única.

Es imposible probar toda la carta, pero justo ese es el mejor pretexto para volver y volver. Sin embargo, lo que degusté no tiene madre; las tlayudas que bien pueden ser la joya de la corona, los molletes en un pan especial horneado con arándanos y un toque secreto que los hace únicos, o las enmoladas que guardan una explosión de sabores en cada bocado. Una carta de bebidas increíble; terminar la experiencia con un volcán de chocolate y su toque discreto de chile, desde luego acompañado del café de la casa que también no tiene madre. —Tal vez esa sea mi única queja, que aún no hay venta de ese café en alguna presentación aunque fuera de medio kilo para mi prensa francesa—. Ojalá alguien conociera a los creadores para pasarles mi sugerencia.

Vayan, regálense una experiencia única; no se van a arrepentir. Y quién quita que tengan suerte y se encuentren a Saner y lo puedan conocer y hasta platicar un ratito con él.






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