martes, 5 de septiembre de 2023

Mis primeros 41

Mañana es mi cumpleaños y a diferencia de otros años esta vez me siento muy emocionado, de hecho estas últimas semana me he notado contento y con ganas de que ya sea el día, no es que tenga un gran plan para festejar o algo parecido simplemente es que se siente chingón cumplir años.

Esta vez es diferente por muchas cosas, algo más sano principalmente porque hubo muchos años que pesaba demasiado y me deprimía pensar en un año más de vida, conscientemente no sabía bien por qué pero este último año lo descubrí y me pude librar, di un gran paso, acepté muchas cosas, por ejemplo que las personas son como son y no como uno quisiera que fueran, entendí que uno, si quiere de verdad debe aprender a amarlas así, sin querer cambiar nada, pero principalmente comprendí que por más que quieras no se puede cambiar el pasado y mucho menos ignorar lo sucedido, de tal suerte que por fin solté lo que ni siquiera sabía que me estuvo consumiendo por dentro durante tanto tiempo, y que casi acaba con mi paz; con mi tranquilidad, con mi capacidad de relacionarme sanamente, ya lo pude contar ¡Ya lo puedo contar! 


Pero es tan perturbador y tan de la chingada que no tengo un comienzo coherente como en otras historias que he compartido, solo sé que mucho de lo que me ayudó a sanar es justo este ejercicio de escribir mis recuerdos, mis gustos, mis miedos y sobre las personitas que quiero, me di cuenta que en sí todo lo que he escrito ha sido mi auto terapia y sin ponerle o atribuirle poderes mágicos a estos ejercicios de redacción que de vez en vez comparto, un día mientras escribía y trataba de ordenar mis ideas y recuerdos para una anécdota me llegó con mucha claridad lo que me pasó una tarde mientras regresaba de la escuela, de pronto fue como si hubiera vuelto a ser ese chico de prepa que un viernes después de una semana pesada se durmió en el único asiento que encontró libre en la parte final de un microbús y que fue abusado por un tipo asqueroso que puso su mano entre mis piernas aún y cuando yo tenia mi mochila justo como protección y almohada improvisada él se aprovechó de mi sueño y con toda la malicia y premeditación metió su mano entre mi pierna y mi mochila y me tocó, me apretó los genitales y me despertó de golpe, por lo que estaba haciéndome, quedé helado sin poder reaccionar, tenía miedo, tenia terror, no sabía lo que pasaba y él no dejaba de tocarme, le dio igual que el transporte fuera a su máxima capacidad, no le importó que yo fuera un menor de edad, el simplemente no dejaba de invadir mi intimidad, hasta que de repente pude mover mi mochila un poco y eso lo hizo salir disparado, se bajó del transporte como si nada, sin que yo hubiera podido gritar ni pedir ayuda, ni hacer algo por detenerle. 
Recuerdo que no pude estar en paz todo el camino que me restaba para regresar a casa, fue eterno, recuerdo que sin tanto detalle le conté a mi madre lo que me había pasado pero no pude ser tan específico, solo quería un poquito de consuelo tal vez, recuerdo que lloré mucho y recuerdo que ese abuso me cambió para siempre, yo me culpé por haberme quedado dormido, por haber elegido ese transporte, por haber decidido sentarme junto a ese señor, muchos días lo soñé, un tipo calvo, con su sweter tejido de color azul y su mirada depravada y solo quería golpearlo y eso me hacía recordar que en realidad no pude hacer nada en su momento, me castigué con pensamientos autodestructivos recriminándome mi cobardía, recriminándome el por qué no hice nada. Cada vez fue creciendo y creciendo ese miedo y nunca se fue, nunca se lo dije a nadie hasta que me llevó a una depresión casi sin salida, ese señor me hizo dudar de mi, de mi sexualidad, de mis preferencias, nunca lo pude olvidar o dejarlo ir, y con los años solo se hizo más y más grande mi tormento y de repente todo me daba terror, odiaba que llegara la noche, ya no estaba tranquilo y solo quería estar dormido, hasta que me armé de valor y pedí ayuda, encontré una buena sicóloga que me sanó con algunas terapias de hipnosis, que me hizo ver que nunca tuve la culpa de nada, que nadie puede vulnerar tu espacio ni tu persona por el simple hecho de quedarte dormido, o por vestir de una forma u otra, o por emborracharte, ni siquiera por ir solo de noche, él era un depredador sexual, un estúpido subnormal enfermo. Lo comprendí, sentí paz desde la primer consulta, el simple hecho de haberlo contado me quitó una maldita loza que tenía cargando, pero hasta ahí, solo fue entre mi sicóloga y yo, no se lo conté ni al siquiatra que me ayudó en el proceso porque resultó que la terapia debía estar acompañada de un medicamento controlado para que pudiera salir del maldito hoyo, así que cuando el doctor me preguntó ¿qué me pasaba? Solo le platiqué lo que sentía, más no la razón y me explicó que a veces la depresión se debe a un desajuste en la química cerebral, me recetó unas pastillitas diminutas que me relajaban un chingo y que solo debía consumirlas por un lapso muy cortito, porque podían causar adicción y me dijo muy fuerte y claro, que yo era muy propenso a hacerme adicto fácilmente a cualquier sustancia tóxica que fuera, hay personas así, así que ten cuidado de andar experimentando o te vas a quedar en el viaje. 
Con la terapia y con el medicamento pude terminar mi universidad en paz, pude recobrar mi vida, pude bloquear esa tarde, pero nunca lo había podido asimilar ni digerir del todo, nunca lo había podido aceptar para poderlo soltar, cuando lo hice, me di cuenta de todo lo que me había dañado, hoy puedo comprender mucho mejor porqué he sido como he sido con las personas con las que me he relacionado, mis amarguras, mis manías, mis inseguridades y todo lo pinches tóxico que llegué a ser. Ya no me avergüenza esa parte de mi historia de vida porque simplemente yo no hice nada, solo fui un joven que se quedó dormido y alguien más se aprovechó y abusó de mi. 

Mañana que es mi cumple solo quiero permitirme pasarlo chingón como tal vez nunca, el pasado pisado y ya está, he vivido muchas más cosas bien chingonas pero bien chingonas, y son más importantes en mi vida que esa mala tarde, me siento afortunado porque pertenezco a una generación que fue bautizada como «Y» o «Millenial», soy algo así como un nativo digital y es que sin querer me tocó ser una especie de amalgama entre lo análogo y lo digital y con el hecho de haber nacido en este país pues resultó que yo crecí casi al ritmo en que la tecnología iba cambiando mi mundo, o sea, yo no nací con las super computadoras ni con los teléfonos inteligentes funcionando, más bien los vi aparecer en el camino, por ejemplo: yo aún pude grabar unas canciones del radio en un cassette y hacer el ridículo más grande de mi adolescencia al regalarle una compilación de esas a la Amalia de 3C con mi voz incluida. Yo conocí los videoclubes, rentamos películas de karate, vi tele en blanco y negro, vi de cerquita año con año la evolución de los videojuegos, aún tuve la experiencia de hablarle a muchas niñas desde un teléfono de disco, me tocó instalar la primer computadora que hubo en casa con todo e impresora y un buen día contraté internet casi que sin avisarles a mis papás, aprovechándome de su exigencia para cumplir con todas mis tareas de la prepa y la «urgente», «urgentísima necesidad» de contar con el servicio para poder hacerlas, y lo recuerdo con mucho cariño porque mis hermanitos muy sorprendidos y casi diría que asustados, se pusieron detrás de mi y cada uno abrazado a cada una de mis piernas como koalas, hacían ruiditos y con un temor inocente que daba ternura, señalaban hacía el mueble improvisado donde estaba conectada la computadora, que si con sus majestuosas bocinas, que si con su veloz internet de 32 kbps conectado al teléfono, mismo que ya era de botoncitos muy bonitos,  seguramente muy sorprendidos mis hermanos con todo lo que se podía hacer, y es que eso para ellos era como un portal a un mundo que desconocían, obvio que les deba terror, bueno, bueno a todos nos pasaba eso, solo que yo no podía quedar como un poco paseado y me hice el muy experimentado para ser el hermano chinguetas que ellos necesitaban en ese momento, lo cierto y hablando neta, creo que eso nos cambió el panorama a todos. 

Está de más querer detallar todo lo que me ha sorprendido y lo que he visto evolucionar en estos 41 añitos, así que antes de que divague más y se me pierda lo que quiero decir concretamente... Para mi ha sido emocionante ir creciendo con los cambios y descubrimientos tecnológicos, por eso estoy particularmente contento ¡qué momento para estar vivo! ¿qué nuevas cosas vendrán? Pero como no sé cuanto me queda antes de desvivir pues se vuelve mucho más chingón respirar y apreciar esta época, esperando que si llego a mi próximo cumpleaños todo sea mucho pero mucho más chingón, que nunca pierda la capacidad de asombro por todo lo nos depara pero también me quiero libre, de ataduras, apegos y rencores, me necesito mucho más libre de pensamiento y del corazón.

Feliz cumpleaños para mi.




No hay comentarios: