martes, 27 de junio de 2023

¿A qué chingados te mandé?

Ojalá haya sido un gran día de cumpleaños para ti madre, espero que hayas festejado mucho...
hagamos un pacto que yo nunca me olvide de tu cumple y tú solo encárgate de vivir para siempre 
señora cabroncita.

Hoy recordé una historia muy graciosa y la quise dejar por aquí e irme lentamente antes de que te me enojes de nuevo cuando la leas, —En mi defensa diré que no fue con mala intención y demás si no hubiera pasado, hoy no tendríamos de que reír—.

Corría el año de 1900 y algo, creo que 93, teníamos poco de haber cambiado la moneda en curso, recuerdo que se le decían nuevos pesos y era un desmadre los pinches de las tienditas se ponían algo necios y de la nada ya no recibían dinero que no tuviera N$ grabado o impreso, esto aún cuando en la tele y radio se comunicaba lo contrario, o sea sí existía una fecha límite pero le faltaba un ratote.

Las monedotas pesadas pasarían a la historia y darían lugar a unas más pequeñas, y aquí comienza lo que en realidad quiero contar, las monedotas eran practicas, había cinco diferentes denominaciones; iban de los 50 centavos con Morelos si no mal recuerdo hasta la de 1000 pesos con Sor Juana, en medio las de 100 200 y 500, mi fiel compañera por muchos años fue la 100 con don Venustiano Carranza, de éste ejemplar, tú me dabas una todos los días para gastarlo a la hora del recreo ¿te acuerdas? pues creéme que con ese varo se hacían maravillas por allá en 1989, esta fiel compañera versátil era aliada de padrinos y tíos, ideal para dar cómo domingo a chamacos latosos, o como limosna en la misa pero lo más destacado era que por sus características físicas por muchos años fue usada para ser introducida por una ranura y darle vida a los videojuegos en las maquinitas, dependiendo tu suerte pasabas largas horas de juego, esto mientras en casa la familia esperaba las tortillas, o refrescos, o pan o lo que fuera, que te hubieran mandado, la realidad es que las retas entre la banda de cuadra se tornaban épicas y no podías abandonar el juego así como así, nomás por llevar a tiempo el mandado, digamos que te veías mal.
Así estaba yo una tarde de muy buena suerte frente a la maquinita, Mortal Kombat 1 era el motivo, practicaba mis mejores trucos y habilidades aplicando fatalities sin piedad, sin exagerar mi record más menos 15 victorias al hilo y las monedas formadas al calce de la pantalla, cuatro amigos panzones que claramente no estaban soportando tremendas madrizas y no podían sacarme, ¿a qué me habías enviado a la tienda? no puedo recordarlo, pero a jugar a las maquinitas no creo, el punto es que en la batalla más apretada y cerrada cuando ésta exigía mayor atención; de repente sentí una mano que tomó mi despeinada cabellera y que también sacudía mi cabeza brusca y salvajemente, estoy seguro que quería arrancarla justo como ZubZero que era el personaje con el que jugaba en ese momento, de inmediato pensé que era algún ardido de mis compas, sólo atiné a gritar ¿Qué te pasa pendejo? pero justo no acababa de decir ..."pende" cuando ya no me pude regresar las palabrotas a mis hocicos pelados y groseros, ¡Qué sustote, la boca se me secó del terror! eras tú "pregungritándome" ¿A qué te mandé? ¿A que chingados te mandé? Obvio sin soltar mis greñitas, cómo pude, logré zafarme de tu mano vengadora y correr hacía mi bici, salir en chiga lejos de mis amigos y conocidos para llegar a casa y… y nada, ¿Ahí hacía dónde te mueves? Cuando llegaste me terminaste de ejecutar pero bueno ahí ya no había testigos, y es que del susto no se y no recuerdo hasta hoy día qué madres me encargaste de la tienda esa tarde.
Que vergüenza con los panzones, esa vez no solo perdí mi record también perdí un poco de respeto con el barrio, tu confianza y es que para se honesto creo que eso sólo fue el colmo de tu paciencia pues por esos días siempre tardaba horas cada vez que me mandabas a algo.
Algunas tardes que seguí jugando, mis amigos utilizaron el terror psicológico por mucho tiempo para desconcentrarme, de repente y de la nada, a medio juego gritaban: ¡Ahí viene tu jefa! Mi cara debe haber sido muy pinche graciosa siempre porque nunca dudaba y siempre me aseguraba que no fuera cierto, entre tanto dejaba de poner atención al juego por salvaguardar mi desgastada dignidad, y pues me vencían.

Feliz cumpleaños mamita chula hermosa, tengo la mejor madre del mundo, gracias por ser mi guía y por corregir mis malas pasadas, en mucho soy lo que soy gracias que siempre haz estado ahí...
Te amo.

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