viernes, 24 de mayo de 2024

La cartera nueva...

Dicen que los hombres solo cambian de cartera cuando alguien les regala una nueva, pero también dicen que los hombres no lloran y que deben ser fuertes, feos y formales, incluso que no deberían lavar ropa, ni trastes; ni cocinar pero sí se espera que tengan una cajita de herramientas y sepan algo de plomería y de mecánica...

Pues de acuerdo a esos clichés creo que no soy hombre porque, ni tengo cajita de herramientas, ni sé de mecánica ni plomería básica, de hecho, me emocionan más unos utensilios de cocina mamalones y aprenderme una receta que unas pinzas o un juego de llaves, de vez en cuando me echo una lloardita de 10-15 minutitos; la pinshi cartera la cambié porque yo mismo me regalé otra, yo cocino, lavo, plancho y en cualquier mecate tiendo.

Divagué, lo sé, soy muy propenso a hacerlo, pero a veces no puedo evitar ser algo intenso. Solo quiero expresar una idea que surgió mientras hacía el cambio de cartera, y es que al desocupar la viejita me di cuenta del desmadre que traía cargando a lo puro pendejo. Es increíble todo el espacio que ocupan tickets de compra que sirven para pura chingada ya ininteligibles, siendo basura. Encontré tarjetas de presentación de sepa quién madres, había papelitos doblados con notas inservibles y mi viejo boleto del metro por si una emergencia, y eso fue lo más cabrón porque claro que tuve emergencias en el metro, por prisa o por lo que fuera, y ese perro nunca apareció hasta hoy que ya no sirve para nada porque lo descontinuaron. Y entre tanto desmadre salieron tarjetas de banco vencidas y más tarjetas en los diversos compartimentos, igual vencidas, inservibles, junto con un naipe, el 8 de corazones negros, una carta que nunca entregué, hasta la tarjeta de la leche y la del Blockbuster, basura, basura y más basura. Pensé en solo hacer un pequeño "fenchui" en la nueva y meter todo otra vez, pero no, no se podía. Ahora mi nueva cartera solo tiene un par de espacios para billetes y algún par de notas o tickets, y un tercero con mecanismo muy facherito que mediante una palanquita muy discreta expulsa un número limitado de tarjetas o identificaciones y ya está. Confieso que tardé en hacer el cambio, tardé en decidir qué madres debería ir en esa nueva y preciosa cartera, pero una vez que logré depurar mi cagadero he sido el más feliz por lo práctico que resultó solo traer un par de tarjetas, licencia, identificación oficial y la membresía del Costco —uno nunca sabe cuándo se nos va antojar revender un pastelito o un ventilador—. En fin, de verdad que es bien chingón no estar cargando mierda y media inservible, estorbosa, y pienso que de alguna manera también hice depuración y "fenchui" en mi cabeza y en mis emociones. Pienso que todos deberíamos ir haciendo más pequeño no solo el bolso o la cartera, también el buche de las emociones, o de perdida ordenarlo. A veces solo de ver el desmadre de cosas nos causa hueva y depresión y solo seguimos acumulando más y más.